«Hay que necesitar mucho el dinero para aguantar»

Yanina estudió Administración de Empresas en Perú. Trabajó durante años en una importante corporación mercantil de Lima, pero decidió emigrar a España porque «sabía las limitaciones que tendría en mi tierra para salir adelante, y porque realmente quería prosperar en Europa».

Desde que llegó a Jerez se ha dedicado de manera continuada a trabajar en el servicio doméstico, aunque su formación le permite «guardar otras aspiraciones». Cobra 450 euros mensuales, tiene contrato (aunque no lo ha visto, al igual que sus nóminas), y se le respeta vacaciones y dos medias pagas.

Entra a trabajar a las 9 de la mañana, y su horario se extiende hasta las 9,30 de la noche «a pesar de lo cual es habitual que tenga que quedarme hasta más tarde por un motivo u otro». La familia que la emplea tiene tres hijos, y la casa es «bastante amplia», por lo que «la limpieza del hogar me lleva todo el día, y es una tarea muy, muy exigente».

Junto con su madre, que también se dedica al empleo doméstico, tiene alquilado un piso en una céntrica calle jerezana. «Me resultó muy difícil conseguirlo, porque al no tener contrato, ni nómina, es complicado encontrar un propietario que confíe en que estás empleada y con un trabajo estable, porque no tienes medio de demostrarlo».

Pasa «verdaderos apuros» para llegar a fin de mes, sobre todo porque «con lo que cobramos mi madre y yo, que es muy escaso, tenemos que pagar el piso, sobrevivir nosotras y mandar algo de dinero a Perú, puesto que nuestro padre está enfermo y depende en gran parte de las cantidades que le remitimos».

A pesar de todo ello, «entiende» que la familia para la que trabaja «también está limitada, y hay empleadas que se encuentran en una situación mucho más precaria». Además, reconoce que el «trato es muy bueno», aunque la «nula calidad de vida» que le permite hace que «ya trabaje en buscar algo con más futuro».