DEPRIMIDA. Gallineras sigue estando a la cola de gran parte de indicadores socioeconómicos. /A. Z.
SAN FERNANDO

La mitad de los vecinos de Buen Pastor y Gallineras vive en la pobreza según un sondeo de la UCA

Un estudio confirma que alrededor de un 70% de los habitantes encuestados sólo dispone de estudios primarios Vecinos que se confiesan pobres tienen más de un inmueble

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Las conclusiones obtenidas por el Grupo de Investigación Social de la Escuela Universitaria de Relaciones Laborales, Trabajo Social y Turismo de Jerez durante el trascurso de su último estudio arrojan datos muy reveladores sobre determinadas barriadas isleñas. Un grupo de nueve profesores sometió a una compleja encuesta de elaboración propia, compuesta por 149 preguntas y 505 variables, a 630 habitantes de las zonas de La Ardila, Blas Infante, Gallineras y Buen Pastor para conocer la realidad social de dichas áreas metropolitanas. La actuación, que ha sido presupuestada en más de 24.000 euros, forma parte del Plan Andaluz de Investigación.

Los resultados confirman que dichos barrios continúan encabezando el listado de zonas más deprimidas de la ciudad a pesar de las mejoras experimentadas durante los últimos años.

Casi un 70% de la población encuestada presenta un nivel de estudios máximo de Enseñanza Primaria. De este grupo, un 25% de las personas sólo saben leer y escribir, mientras que alrededor de un 5% de la muestra es analfabeta.

Desfavorecidos

En cuanto al estatus social se refiere, casi dos tercios de la población se catalogan a sí mismos como miembros de una clase social media-media. Por otro lado, un 18% de las personas encuestadas se consideran pertenecientes a una clase social media-baja. Sólo algo más de un 4% afirma formar parte de una clase social baja. En todo caso, un 45% de los participantes confesó que sus ingresos mensuales se encontraban por debajo del umbral de la pobreza.

Gallineras y Buen Pastor continúan siendo las áreas menos prósperas de la ciudad, ya que el 33% que habitan en ellas se encuentran en situación de pobreza relativa, mientras que un 18% sufre una situación de pobreza severa. La realidad inmobiliaria imperante en dichos barrios contrasta con la depresión económica de dichas zonas.

La mayoría de las familias de estas barriadas son propietarias de las viviendas que habitan, y es extraña la existencia de casas en alquiler. Por otro lado, la cuarta parte de las personas que tiene más de una vivienda se encuentra en situación de pobreza y ha pagado la compra de estos inmuebles al contado. Estas irregularidades apuntan hacia la existencia de un nivel de economía sumergida superior a un 20%, ya que en muchos casos el pago de la mensualidad de la hipoteca supera con creces los ingresos mensuales de la familia.

El que estas zonas estén consideradas como desfavorecidas no impide que la mayoría de los ciudadanos que las pueblan se encuentren satisfechos con su vida y con las prestaciones ofertadas. Por el contrario, los vecinos de estas áreas expresan de forma muy clara su descontento hacia la labor desempeñada por la Policía Local, la Gerencia de Urbanismo y los servicios administrativos municipales.