EXPULSADO. Pujalte se queja ante Marín tras ser forzado a abandonar el hemiciclo. / EFE
ESPAÑA

Rajoy respalda las algaradas de los diputados del PP en protesta por el 'caso Bono'

Algunos dirigentes se confiesan avergonzados de la actitud de su partido para exigir la dimisión del ministro Alonso y temen que resulte contraproducente Pujalte se siente el «chivo expiatorio» de Marín tras su expulsión del Congreso

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Las algaradas protagonizadas por los grupos parlamentarios del PP en el Congreso y la Asamblea de Madrid cuentan con el respaldo de la dirección nacional, que justifica las protestas por la gravedad de la «tropelía» que supuso la detención ilegal de dos de sus militantes y en aras de que el escándalo no pase desapercibido. El diputado Vicente Martínez-Pujalte, expulsado del hemiciclo el jueves, ha recibido múltiples muestras de solidaridad tanto de la cúpula del partido como de sus compañeros. Hasta quienes discrepan de este método de oposición reconocen que las broncas han surtido el efecto deseado al dar publicidad al caso Bono.

El líder del PP, Mariano Rajoy, anunció en Cádiz ayer que su partido «no va a olvidar» la detención ilegal de los dos militantes madrileños hasta que el Gobierno asuma su responsabilidad política. El pasado miércoles, durante la reunión del grupo parlamentario del Congreso, ya dejó muy claro a sus diputados que el PP tenía que «dar la batalla» por este asunto y les conminó a mantener una oposición «exigente y democrática».

Desproporcionado

Asimismo, el secretario general, Ángel Acebes, dio ayer «la razón» a los diputados del Congreso y la Asamblea de Madrid y justificó que estén «profundamente irritados». También él manifestó que su partido seguirá adelante por el camino emprendido porque los populares «no van a pasar por alto» una sentencia que interpretan como una «detención política». Los populares tramitarán la reprobación al presidente de la Cámara por la expulsión de Martínez-Pujalte al considerar que vulneró los principios de «legalidad y proporcionalidad» al sancionar al diputado sin que se dieran las circunstancias previstas en el Reglamento «por cuanto el señor Martínez-Pujalte no alteró el orden de la sesión».

El diputado conversó ayer con su secretario general para agradecerle su apoyo y recibió una llamada similar del jefe de gabinete de Mariano Rajoy. El parlamentario valenciano se considera el «chivo expiatorio» de Manuel Marín, al que acusa de pretender escarmentar a la oposición. «El presidente estaba predispuesto a expulsar a alguien del PP -asegura-, le dijeron que íbamos a montar el guirigay y yo pagué el pato». Martínez-Pujalte asegura que Marín precipitó la expulsión sin motivos suficientes y apenas distinguió la segunda de la tercera llamada al orden. «A mí me llamaron asesino y no se expulsó a nadie», afirma.

Los parlamentarios estaban decididos a impedir el silencio mediático y se propusieron llamar la atención mediante broncas en el Congreso y en la Asamblea de Madrid. Los dirigentes consultados están seguros de que la presidenta Esperanza Aguirre estaba al tanto.

Las voces críticas con este método no son pocas en el PP. Algunas ya han llegado a oídos de la dirección. «Yo no lo habría hecho», declara un alto cargo. Un dirigente que integró el Grupo Parlamentario Popular en la legislatura de 1993, destacó las profundas diferencias de método. «No puedo entender por qué hemos hecho esto», señaló, y defendió que «se pueden decir las cosas más duras pero sin romper las reglas». En su opinión, esta nueva estrategia puede resultar contraproducente.