ENCUENTRO. Momento de la celebración en la plaza Ingeniero La CIerva. / ÓSCAR CHAMORRO
CÁDIZ

Cientos de personas acudieron a la Fiesta de la Solidaridad de Intermón

La ONG instaló carpas en las que vendía productos de la red de comercio justo e informaba de la situación del Tercer Mundo Rosa Regás leyó un manifiesto en defensa de la actividad de la asociación

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Centenares de personas se dieron ayer cita en la plaza Ingeniero La Cierva, frente al hotel Playa Victoria, para participar en los actos que había organizado la ONG Intermón Oxfam para celebrar su medio siglo de vida y dar a conocer sus actividades solidarias. Para la ocasión, esta institución humanitaria había instalado varias carpas en las que, además de organizar juegos para los más pequeños, ofrecía información sobre las acciones que lleva a cabo por todo el mundo y vendía productos pertenecientes a la red de comercio justo. El acto contó con la presencia de la escritora Rosa Regás, directora de la Biblioteca Nacional, que leyó el manifiesto del 50 aniversario de Intermón Oxfam.

El sol fue uno de los protagonistas de la mañana, lo que animó a muchas familias a llevar a sus hijos a la pequeña fiesta que habían organizado los miembros de esta ONG. Entre los puestos, decenas de voluntarios, todos muy jóvenes, atendían las preguntas de los gaditanos que se habían acercado hasta allí, y les concienciaba de por qué era mejor una camiseta en la que se garantizaba que no se había empleado mano de obra barata o se les informaba de los problemas que se viven aún hoy en Nicaragua tras el paso del huracán Mitch.

Sobre la una y media de la tarde comenzó la actuación del cuarteto arábigo andalusí de Tánger de Mohamed Akel, que deleitó a los asistentes con la música «que se hacía en Al-Andalus y en el norte de África en la Edad Media», según explicó uno de sus componentes.

Entre las mercaderías que había en la plaza, y cuyos beneficios se invierten en el Tercer Mundo, los gaditanos se interesaron sobre todo por el chocolate y el café Nicaragüense; los más jóvenes, en cambio, prefirieron rascarse el bolsillo para hacerse con un bolso, una camiseta o una toalla.

Los más pequeños les pedían a sus padres que les dejaran participar en las carreras para llevar agua de un lado de un improvisado circuito a otro o que les acompañaran en un original golf con el que se explicaba cómo se cultiva el café en Nicaragua.

Cuando leyó el manifiesto Rosa Regás, los asistentes enseñaron pancartas con lemas como «Acabemos con las desigualdades», «Stop a la explotación» o «Cambiemos el reglamento».