alberga una importante colección de obras del impresionismo

El parisino Museo de la Orangerie reabre sus puertas después de 6 años de reformas

El centro cuenta a partir de ahora con el doble de espacio para las exposiciones, gracias a una ampliación de 3.200 metros cuadrados

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El Museo de la Orangerie en París, que alberga la famosa serie de lienzos de nenúfares del francés Claude Monet y otras destacadas muestras del Impresionismo, ha reabierto hoy sus puertas tras una renovación completa del edificio que ha durado seis años. El ministro de Cultura francés, Renaud Donnedieu de Vabres, fue el encargado de abrir las puertas del museo, situado en el jardín de las Tullerías.

El centro cuenta a partir de ahora con el doble de espacio para las exposiciones, gracias a una ampliación de 3.200 metros cuadrados que permitirá albergar dos muestras temporales por año, algo que no hacía desde hace más de cuatro decenios. Los nenúfares de Monet son una serie de lienzos de dos metros por 425 centímetros colocados a lo largo de las paredes de dos salas elípticas del museo y que ahora han recuperado la iluminación natural. Dos grandes aberturas elípticas en los techos y una antigua vidriera, completamente renovada, permiten la entrada de la luz que una reestructuración en los años sesenta negó a los nenúfares, en contra de la voluntad del artista. "El trabajo sobre la luz es el fundamento mismo del Impresionismo", por lo que "era un sinsentido que las obras de Monet no se beneficiaran" de una iluminación óptima, ha explicado el conservador del museo, Philippe Saunier.

Pintada entre 1914 y 1926 en Giverny, a ochenta kilómetros al noroeste de París, Monet ofreció esta serie de lienzos a Francia tras el armisticio de la Primera Guerra Mundial, en 1918, cuando aún no las había terminado. Además, el museo contiene 144 lienzos de artistas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, como Pierre Auguste Renoir, Paul Cézanne, Henri Rousseau, Henri Matisse, Pablo Picasso, André Derain, Amedeo Modigliani, Chaim Soutine, Marie Laurencin y Maurice Utrillo. Estas obras, que provienen de la colección Walter-Gillaume, cedida en los años 60, han sido transportadas al subsuelo de una extensión del museo, donde ocupan mil metros cuadrados.

Además, se han restablecido otros elementos que suprimió la remodelación de hace cuatro décadas, como el vestíbulo original y las entradas múltiples, que permitirán el libre paseo por el recinto que había imaginado Monet. Asimismo, se ha dotado a la Orangerie de equipamientos de los que carecía o apenas poseía, como un espacio para exposiciones temporales, una sala audiovisual, otra pedagógica y una librería. También se han integrado los veinte metros de vestigios de un muro del siglo XVI que se descubrieron en el subsuelo en 2003 durante la remodelación, todo ello con un coste de casi veintinueve millones de euros.

El público no podrá contemplar estas piezas hasta el próximo día 17, después de que en 1999, año anterior a su cierre para la remodelación, el museo recibiera medio millón de visitantes sólo para su colección permanente. La Orangerie nació como una galería en 1852 para convertirse en Museo Claude Monet en 1927 con el objetivo de albergar los nenúfares del pintor impresionista pocos meses después de su fallecimiento.