Exterior de la central nuclear 'José Cabrera', la más antigua de España. / EFE
a las 23,30 horas

La central nuclear de Zorita desconecta hoy su sistema eléctrico tras 37 años de actividad

El proceso de desmantelamiento de la planta durará varios años

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La central nuclear 'José Cabrera' de Almonacid de Zorita (Guadalajara), la más antigua de España, dejará de funcionar definitivamente a las 23.30 horas de este domingo, después de 38 años produciendo energía a pleno rendimiento.

El equipo técnico de guardia será el encargado de desconectar el sistema eléctrico de esta planta generadora de energía atómica, la de menor potencia del conjunto español, media hora antes de que finalice su último permiso de explotación.

De este modo, la 'José Cabrera' se convertirá en la primera central nuclear española en dejar de funcionar con una parada programada y un proceso de desmantelamiento que durará varios años.

El proceso de parada comportará dos maniobras diferenciadas, una para desconectar la turbina eléctrica de la red, que será ejecutada por su operador habitual, y otra para iniciar el proceso de enfriamiento del reactor, lo que precisará de varios días.

La empresa seguirá generando energía eléctrica en la misma zona. Unión Fenosa ha solicitado licencia al Ministerio de Industria para convertir sus instalaciones de Almonacid de Zorita en una central de ciclo combinado de 800 megawatios de potencia -cinco veces superior a la de la central nuclear de Zorita - que será capaz de producir mediante gas natural toda la electricidad que consume la provincia de Guadalajara en un año. La planta, presupuestada en 253 millones de euros, estará operativa en 2011 y ha levantado las críticas airadas de los ecologistas por su impacto medioambiental. La nueva central de ciclo combinado ocupará 10 de las 65 hectáreas de la actual parcela de Unión Fenosa en el municipio y dará trabajo a unas mil personas durante su construcción y a 50 una vez puesta en marcha.

Cierre político

En realidad, la vida útil de la 'José Cabrera' - bautizada en memoria del ingeniero que la diseñó- se habría agotado en 2008. Entonces habría cumplido 40 años, y aunque ninguna ley, decreto o precepto oficial español habla de cuatro décadas, el consenso internacional acepta este criterio de duración media. La dirección de Unión Fenosa intentó hasta el final una última prórroga, pero las constantes averías, el asalto simbólico de la central por Greenpeace en 2002, burlando sus medidas de seguridad, y el criterio mayoritario del Consejo de Seguridad Nuclear -a excepción de la presidenta, Mª Teresa Estevan- inclinó al Gobierno de José María Aznar a una solución salomónica, un permiso de tres años y medio, y fecha fija de caducidad, el 30 de abril de 2006.

Llegado el día, el alcalde de Almonacid de Zorita , Gabriel Ruiz, del PP, no ve "nada que celebrar", y se pregunta "¿por qué no se ha cerrado antes si se ha debido a una decisión técnica, por riesgo para la población, y no política?". En el lado opuesto, los ecologistas y el Gobierno de Castilla-La Mancha creen que el final precipitado de Zorita es la lógica consecuencia de su diseño anticuado y de la presión social tras las averías y paradas acumuladas por la planta nuclear en su historia más reciente.

Su desaparición -arguyen los defensores de la clausura- no supondrá un revés para el sistema energético español ya que su producción no pasaba del 0,5 por ciento de la electricidad consumida en España.

Almacén de residuos

Lejos de apagar la polémica, el cierre de Zorita prende otra aún más candente sobre el destino final del uranio gastado. El Almacén Individualizado (ATI) resolverá el problema de momento pero a medio y largo plazo ENRESA apuesta por el ATC como repositorio único para los residuos más peligrosos de todas las centrales españolas, incluidos los cientos de toneladas de Vandellós I que España envió a Francia para ser tratadas y que volverán vitrificadas en 2010. ENRESA busca un municipio que quiera acoger este ATC a cambio de una compensación económica de 12 millones de euros anuales y Almonacid de Zorita o algún otro pueblo de Guadalajara aparecen en varias 'quinielas' como futura sede.

Para los ecologistas, la mejor opción es que cada planta nuclear tenga su propio ATI. "La solución menos mala es mantener los residuos en los lugares donde se han producido en almacenes individualizados, en contenedores en seco y en superficie y así podrán ser vigilados y se podrá asegurar un menor impacto radiológico para los trabajadores de la central, los ciudadanos y el medio ambiente", sostiene Carlos Bravo, de Greenpeace.

Hasta la fecha, un pequeño pueblo de Guadalajara, La Mierla, de sólo 30 habitantes, ha sido el único de la provincia que ha dicho 'no' al ATC a través de una consulta popular. El alcalde, Félix Perucha, del PP, estaba dispuesto a aceptar la oferta de ENRESA "porque si al final se pone en otro pueblo cercano como por ejemplo en Humanes tendremos los mismos riesgos, pero no tendremos los millones". Al final el edil ha escuchado a sus vecinos y el ATC no estará en La Mierla. Almonacid de Zorita sigue teniendo muchas cartas.