ESPLÉNDIDA. Roberts abandona Broadway tras el estreno de la obra. / REUTERS
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Julia Roberts cosecha duras críticas y la aclamación de sus fans en el estreno de 'Three Days of Rain'

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Las entradas para toda la temporada para ver la obra de teatro Three Days of Rain están vendidas, y la reventa sigue rompiendo barreras en e-Bay. En la primera fila se veían caras de famosos como las de los actores Susan Sarandon y Tim Robbins, la estrella de televisión Oprah Winfrey o el dramaturgo Terrence McNally.

En la puerta, más de 500 fans sin entrada para ver el debut de Julia Roberts en Broadway, y al final, una gran ovación que casi tumba el teatro. ¿Entonces?

«¿Oh, Dios mío!», musitaba como un compungido tristón el presentador de CNN. «Espero que no haya leído las críticas». Si lo hizo, la actriz más querida del país -y una de las mejor pagadas- se habrá encontrado con críticas devastadoras que la abocan a volver a Hollywood y no atreverse más a poner un pie en Broadway.

Por algo se dice que los críticos de la Meca teatral no tienen contemplaciones con nadie. Que se lo digan a Helent Hunt y Nicole Kidman, que también fracasaron en sus flirteos teatrales con Twelfth Night y The Blue Room, respectivamente.

No hay crueldad alguna en las críticas que recibió ayer la protagonista de Pretty Woman, sino todo lo contrario. Corazones rotos de críticos entregados que en más de un caso se confiesan enamorados de la actriz e incluso adictos a ella, como cuenta Ben Brantley en las páginas de The New York Times. «Te salta el corazón detrás de ella cuando entra en el escenario para el primer acto y se te congela con esa inquebrantable rigidez de farola industrial», escribió el fan de la actriz.

Dicen que Roberts no consigue transmitir nada, que apenas se la oye, que no sabe qué hacer con las manos, que su capacidad de enamorar a las cámaras se pierde en el teatro. Incluso si no pasa de los titulares, a la actriz le quedará poca moral para repetir la actuación durante los próximos tres meses contratados. Para colmo, el título, Tres días de lluvia, da juego. «La Superestrella no brilla en la obra», encabezaba el diario Daily News. «Mayormente nublado: Julia Roberts en lluvia», decía The Washington Post.

Al final, sin ánimo de hacer sangre, Howard Kissel, que critica con severidad la falta de química entre la actriz de cine y sus dos compañeros de escenario, consuela a quienes ya tengan la entrada con un argumento distinto al artístico: «La presencia de una celebridad transforma el ritual del teatro en una noche para crear estatus. No se trata de vivir la obra, sino de contar a tus amigos que LA HAS VISTO». / MERCEDES GALLEGO