Sociedad

La juventud española se muestra cada vez más familiar pero más indiferente a la vida pública

Un informe destaca su creciente dificultad para emanciparse y su baja autoestima Se refugian en parientes y amigos, sacralizan el ocio e ignoran la política o la religión

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Los jóvenes españoles se han instalado en una especie de infancia tardía y eterna. En esta bruma, han construido su estado vital. Las dificultades que les pone la vida para emanciparse han provocado que «prolonguen la adolescencia, que la eternicen». El diagnóstico es de Javier Elzo, catedrático de Sociología y uno de los coautores del informe Jóvenes Españoles 2005 presentado ayer y patrocinado por la Fundación Santa María.

Este sexto trabajo evidencia que «llueve sobre mojado». «El panorama no es excesivamente halagüeño», admitió Elzo. Y es que según avanzan los años se percibe con mayor nitidez que la juventud española es más inmadura e irresponsable. Hay que apuntar en su favor una cierta sabiduría para adaptarse con lucidez a una sociedad cambiante que no les pone las cosas fáciles.

El panorama no sólo es desalentador porque lo digan los expertos. Lo admiten los propios jóvenes -han sido consultados 4.000, con edades entre los 15 y los 24 años-, que han realizado el más «triste autodiagnóstico» de todos los informes realizados hasta ahora. La baja autoestima que exhalan es patente y muy preocupante, en opinión de los autores del estudio.

«Los jóvenes se atribuyen en notorio mayor grado los rasgos negativos que los positivos. Probablemente estemos ante una de las notas más negativas de la ju-ventud española», indican.

VALORES

«Se autoengañan»

Estamos ante una juventud que se valora poco y que tiene muy baja imagen de sí misma. Se presentan como consumistas, egoístas, preocupados sólo por el presente y con poco sentido del deber y del sacrificio. Como rasgos de los que carecen, también se auto-inculpan: son escasamente maduros, generosos, trabajadores, solidarios y leales en la amistad. Paradójicamente, se dicen libres y felices, pero Elzo cree que «se autoengañan». «Ni están libres ni son tan felices como dicen; en el fondo, están atados a la familia de origen por las dificultades que tienen para emanciparse».

Lo que quieren los jóvenes de hoy en día es vivir al día. «Y punto», remacha Elzo. No son revolucionarios, son reformistas: se adaptan a las circunstancias. Se refugian en lo privado -la familia, los amigos y la salud-, el ocio es su forma de escapatoria, se alejan de la política y de la religión, las instituciones les trae cada vez más al pairo y se sienten cada vez más localistas. También más tolerantes y permisivos con las virtudes privadas y más exigentes con las públicas.

SENTIMIENTO DE PERTENENCIA

Lo más próximo

Los jóvenes se identifican casi de forma mayoritaria con su ámbito geográfico más próximo: la localidad en la que viven, en primer lugar, y luego su comunidad autónoma. Uno de cada cuatro se siente más identificado con su comunidad autónoma que con España, porcentaje que se eleva entre los vascos al 60,3%, sólo superados por los canarios (62,5%).

Para el joven tipo, los problemas sociales más importantes son el terrorismo, la droga, el paro, la vivienda y la violencia doméstica, por este orden.

Los menos mentados son la violencia juvenil, la corrupción política, los problemas de contaminación y medio ambiente, la pobreza o la marginación. Lo próximo es también aquí lo que im-porta, en detrimento de cuestiones más generales.

Valoran cada vez menos los movimientos sociales comprometidos y están muy poco implicados con los problemas de su sociedad. Sí demuestran confianza en las organizaciones dedicadas a temas de voluntariado (69%), el sistema de enseñanza (60%), la Seguridad Social (54%), la Policía (51%) y la Unión Europea (50%). Los últimos puestos son para las Fuerzas Armadas (37%), la OTAN (36%), las grandes empresas y multinacionales (24%) y la Iglesia (21%).

MOVIMIENTOS SOCIALES

Despreocupación

En cuanto a movimientos sociales, aumenta considerablemente el apoyo de la juventud a los grupos ecologistas y los de defensa de los derechos humanos, los movimientos pacifistas y los de gays y lesbianas, en detrimento de los movimientos provida, los feministas, nacionalistas y de apoyo y acogida de inmigrantes.

Sin embargo, no identifican a la inmigración como uno de los grandes problemas de la sociedad. Un 67% está de acuerdo con la entrada de éstos, siempre y cuando tengan un contrato de trabajo. Cuatro de cada cinco mantienen que es el inmigrante el que debe adoptarse a la sociedad receptora.

Respecto al deterioro del medio ambiente, es evidente la progresiva despreocupación juvenil. Si en 1999 era considerado un problema importante para un 21%, en 2005 la cifra cae al 13%.

FAMILIA

La institución más valorada

La familia se diversifica y es más compleja en cuanto a las formas de unión, pero los jóvenes valoran sobremanera esta institución. Eso sí, predomina la concepción tradicional del hogar constituido por una padre, una madre, unidos en matrimonio civil o eclesiástico, y sus hijos. De hecho, formar una familia es uno de los proyectos vitales de los jóvenes, pero entienden que, para que sea tal, se deben tener hijos. Valoran el matrimonio, pero lo re-tardan; valoran tener hijos, pero los reducen y los tienen más ma-yores; tienden a ser más fieles a la pareja, a pesar de aumentar separaciones y divorcios.

RELIGIÓN Y POLÍTICA

Cada vez más alejados

La descristianización y el alejamiento de la Iglesia siguen avanzando. Hace diez años los jóvenes que se consideraban católicos eran el 77%. Hoy, por primera vez, no llegan al 50%. De la Iglesia critican su excesiva riqueza, su injerencia en política y su conservadurismo en materia so-cial y sexual.

En política, un 46% no se decantaría por un partido concreto. Los aspectos importantes de la vida los ocupan la familia, la salud, los amigos y conocidos, el tiempo libre y el ocio. La política se queda en el décimo puesto, sólo por delante de la religión. La mayoría se ubican en el centro político (28%), seguido por el centro-iz-quierda (26%) y la extrema iz-quierda (casi el 13%).

El ocio es sagrado para los jóvenes. Para un 92% es vital en su organización, funcionamiento y nivel de vida. Los gustos y aficiones fundamentales, por este orden, son la música, ver la televisión e ir al cine, salir a bares y escuchar la radio.

Respecto al estudio de 1999, desciende la lectura de libros, la práctica de deportes y la asistencia a museos. Como último dato, un canto a la esperanza: los niveles de lectura están en descenso excepto entre los menores de 16 años. De esa edad, hacia abajo, se disparan de forma considerable sin que nadie encuentre una clara explicación... ¿o será Harry?