El periodista Javier Ronda, junto al subdelegado del Gobierno.
CÁDIZ

Un anecdotario muy verde

Javier Ronda presentó ayer una compilación de episodios divertidos de la Guardia Civil

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Nada hay cómico fuera de lo puramente humano». Con esta cita arrancaba ayer la presentación del libro Tricornio de guardia del periodista Javier Ronda. La frase célebre fue utilizada por el subdelegado del Gobierno, Sebastián Saucedo, para resumir el contenido de una obra, «que llega a provocar la risa» -describía Saucedo- en algunos momentos de su lectura. A través de 238 páginas, el autor del libro hace una compilación de las anécdotas más divertidas que han vivido agentes de la Guardia Civil.

Las 250 pequeñas historias que nutren esta obra son fruto de cerca de dos años de conversaciones de Javier Ronda con miembros del Instituto Armado y de jornadas de convivencia en casas cuartel. «He querido recoger anécdotas (en total, 250) de distintos puntos de España y que aparezcan todos los servicios de la Benemérita».

Pese a que se reconoce «periodista antes que escritor», Javier Ronda ha huido en este libro de relatar las operaciones policiales donde se enmarcaban cada una de las anécdotas. «No quería que fuera un resumen de notas de prensa», sino que se ha ceñido a narrar exclusivamente los hechos curiosos. «Pese a que es un libro en clave de humor, también se traslada al lector la importancia y la peligrosidad que conlleva el trabajo de estos agentes». Y como muestra se refirió a una de las últimas historias que le habían contado.

UN REGISTRO DOLOROSO

«Durante un registro domiciliario. El jefe de unidad acompañaba al detenido por tráfico de cocaína, quien no paraba de decir que no tenía perros grandes. Bien es cierto que los agentes habían oído ladridos, pero parecían de canes pequeños. Cuando abrieron la puerta de una de las habitaciones de la casa, un rotweiler se avalanzó sobre el jefe de unidad y le mordió en los testículos. Como el animal no soltaba al agente, tuvieron que sacrificarlo. Al ir los guardias a socorrer a su superior, éste les gritó: No miradme a mí, miradle la boca al perro. Por suerte, el agente sólo sufrió un desgarro y en la boca del perro no hallaron nada».

Para este experimentado periodista en sucesos y tribunales, el libro le ha servido para tener una imagen más acertada del trabajo diario de este Cuerpo. «Para todos, la imagen más represiva de la Guardia Civil la representan los agentes de Tráfico». Pero Ronda ha querido que esta unidad dentro de la Benemérita no sea la única protagonista del libro, aunque reconoce que buena parte de las anécdotas más divertidas han surgido en los dispositivos en carretera.

EL BURRO VELOZ

«Una pareja detectó con su radar en el año 1999 a un burro y a su jinete que circulaban a más de 80 kilómetros por hora. Imagínate la cara que se les quedó». Esta historia, que parece inverosímil, aparece en el libro junto a la fotografía que tomó el radar en una carretera de Almería y donde se observa al equino pasando a 83 kilómetros por hora.

El autor del libro confiesa que uno de los deseos que envuelven a esta obra, que en su próxima edición (la octava) incluirá un nuevo capítulo sobre los famosos que están vinculados a través de lazos familiares con la Benemérita, es acercar a la ciudadanía «la labor de una institución con más de cien años de historia y que se ha ido modernizando con los tiempos, aunque siga siendo la guardia a la que recurren los vecinos para cualquier cosa». Algunos de estos auxilios son increíbles.

EL MICROONDAS EN APUROS

«Un hijo regaló a su madre un microondas y le explicó que cuando se levantara por las noches se podría calentar cualquier cosa con simplemente darle un botón. La anciana llamó a la Guardia Civil esa misma noche porque le daba al botón y no funcionaba. El paciente agente le facilitó el teléfono de un servicio técnico».

El autor reserva un capítulo para los atestados, «a través de ellos se podría escribir la historia de un pueblo». Algunos de los documentos encontrados por este periodista no tienen desperdicio.

EL MISTERIOSO FETO

Ronda reproduce en la parte final de su libro el informe sobre el hallazgo de un feto humano en una calle de Armilla (Granada) en el año 2001. «Una vez realizada la autopsia del supuesto feto, resulta ser una imitación fabricada con material sintético», rezaba el segundo atestado elaborado sobre este caso.

El coronel jefe de la Guardia Civil, Antonio Dichas, que asistió a la presentación también se animó a contar una anécdota.

LA ESPOSA INFIEL

«Recuerdo que al llegar a mi primer puesto, con sólo 21 años, un hombre entró a mi despacho diciendo que era un cornudo. Me explicó que su mujer le había confesado que sólo uno de sus cinco hijos era suyo. El hombre estaba destrozado porque decía que los niños se parecían a sus respectivos padres».