MUNDO

EE UU e Israel se unen para boicotear a un gobierno liderado por Hamas

La estrategia persigue forzar unas elecciones anticipadas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ante el reto de cómo hacer frente a resultados «desagradables» en la democratización del mundo árabe, Estados Unidos e Israel estarían poniéndose de acuerdo para desestabilizar la gestión de un Gobierno palestino controlado por Hamas, organización considerada como terrorista tanto en Washington como en Bruselas pero que alcanzó una clara victoria en los comicios legislativos del pasado 25 de enero.

De acuerdo a las revelaciones publicadas ayer por The New York Times, la Administración Bush y el Gobierno de Israel comparten una estrategia para hacer inviable un Ejecutivo de Hamas que incluye el bloqueo de la financiación y toda clase de contactos internacionales. El objetivo último es forzar al presidente palestino, Mahmoud Abbas, a convocar en cuestión de meses unos nuevos comicios en los que Hamas pierda su actual respaldo popular frente a una alternativa reformada y escarmentada del movimiento Fatah.

Las fuentes citadas por The New York Times indican la intención de exigir al liderazgo de la organización integrista que reconozca la existencia de Israel, renuncie a la violencia y acepte previos acuerdos diplomáticos del Gobierno palestino, so pena de quedarse aislados y no poder gobernar efectivamente. Según estos planes, sin asumir estos tres compromisos, Hamas no podrá cumplir con su fundamental promesa de mejorar la vida de los palestinos, principal razón de su victoria en enero.

Israel y Estados Unidos serían los primeros en esperar que no acepte estos compromisos pero, como han indicado fuentes diplomáticas occidentales, «la idea es poner este dilema sobre los hombros de Hamas». Con todo, esta estrategia de presión no carecería de graves riesgos, ya que los fundamentalistas -además de culpar de todos sus problemas a la ingerencia extranjera- podrían buscar respaldo financiero alternativo en países hostiles a los intereses occidentales como Siria e Irán y llegar a forzar una tercera Intifada contra Israel.

Presión

Esta estrategia de presión se centraría, sobre todo, en el terreno financiero. La Autoridad Nacional Palestina recibe entre 52 y 46 millones de euros mensuales de impuestos y aranceles cobrados por Israel. El Ejecutivo israelí ha indicado que suspenderá estas transferencias una vez que tome posesión un Gobierno de Hamas. Estados Unidos y algunos gobiernos de la Unión Europea también se sumarían a esta congelación de asistencia económica.

Pese a todo, la Casa Blanca y el Departamento de Estado insistieron ayer en que no existe un complot para desestabilizar un eventual Gobierno de signo integrista. Según el portavoz presidencial, Scott McClellan, lo único que existe es la oportunidad para este grupo palestino de «renunciar a la violencia, reconocer Israel y desarmarse.

Si entra en una espiral de presiones, Israel también dispone otros resortes decisivos como su férreo control sobre la salida y entrada de personas y mercancías en Gaza y Cisjordania, sobre el número de trabajadores palestinos con permiso para trabajar a diario en territorio hebreo y sobre todo el dinero israelí (el shekel) utilizado para transacciones diarias en los territorios palestinos.