CRÓNICAS REPELLADAS DE JOSÉ MONFORTE

El Yuyu que no daba Yuyu

José Guerrero vuelve al Falla con un grupo de cirujanos flojos y le transplanta un bizcocho de chocolate a un brazo de gitano

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No se sabe si al Medical Onverwel of Niuyersi le dará tiempo a recoger la operación en su número del mes de febrero pero es muy probable que El Yuyu sea portada de la prestigiosa revista médica norteamericana este mes por la operación que realizó el martes en el Teatro Falla en presencia de 1.000 personas que quedaron absortas por la forma de utilizar el galeno el bisturí, aunque el señaló que mejor todavía utilizaba el tenedó y retó a los presentes a traerle al escenario una fuente de bisté con papa.

El Yuyu, acompañado de su equipo de toda la vida y después de tomarse un café con cortadillos en el bar de la esquina le metió mano al brazo de gitano que se había quedado completamente espachurrado después de caerse del expositor del Don Pan, desde una altura de medio metro, lo que para un brazo de gitano es una barbaridad, se lo digo yo que habló mucho con los bizcochos.

La rápida intervención del personal de la panadería que trasladó al brazo de gitano a Urgencias permitió que el famoso médico le metiera mano en pocos minutos. La suerte además les acompañó porque el brazo de gitano no había desayunado ese día y permitió ponerle la anestesia en pocos minutos.

La radiografías fueron contundentes. «El brazo del gitano presenta rotura del bizcocho a la altura del tercer relleno y herida inciso contusa en la cobertura de chocolate con pérdida de masa de nata. Sus constantes vitales son muy leves y ha perdido mucha ázucar y todo el coco rallado que le pusieron encima. Pronóstico muy grave».

Lo primero que hicieron en Urgencias es entablillar al brazo de gitano con unas ensaimadas para que así quedara inmovilizado. Se trata de una técnica inventada en Francia, aunque allí se hace con croasanes. En El Puerta del Mar lo hacen con ensaimadas «porque es más carnavalesco».

El Yuyu pidió que inmediatamente fuera introducido el brazo de gitano en la UCI, que le pusieron un gotero de azucar glass y como si fuera el de Urgencias, pidió placas y un análisis de orina. ¿de orina? Le preguntó la enfermera. «No me hagas caso, mujé, es porque en estos momentos de tensión me gusta decir alguna pamplina».

El médico organizó a su equipo con rapidez. Unos bajaron al Don Pan a comprar bizcocho y otros fueron al Supersol a por una tableta de chocolate Zahor para hacerle una transfusión al brazo de gitano. El grueso de sus hombres de confianza fueron a Las Flores dos, por un kilo de churros y café para afrontar con éxito la operación.

Ya vestido de verde y con la mascarilla puesta, con un escudo del Cádiz a la altura de la boca, para respirar en amarillo, el prestigioso médico explicó a los periodista la intervención: «Lo vamo a abrir por la mitad, vamos a ver como está la nata. Si está derretía la meteremos 10 minutos en el congelador y luego procederemos a implantarle el bizcocho sustituyéndolo por el que está espachurado. Finalmente le injertaremos el chocolate por vía intrabizcochal y lo coseremos con cabello de ángel. En 8 días le retiraremos el cabello y en no más de10 días los Ordóñez podrán poner otra vez el brazo de gitano a la venta, sin que nada hubiera ocurrido».

Entre aplausos el Yuyu se metió en el quirófano y al compás de pasodobles de Raza Mora realizó la operación que se calculaba que duraría 17 horas. Si hubiera sido un bizcocho borracho, todo habría sido más fácil.

Podría haber sido perfectamente un pasodoble del Yuyu. José Guerrero, el pregonero del Carnaval de 2006, decidió este año arriesgar y no limitarse a presentar la fiesta en San Antonio, sino que ha participado en el concurso tras varios años de ausencia. Es un gesto de humildad que le honra. El Yuyu, llegó, operó y la lió, logrando una de las mayores ovaciones de la noche donde otra chirigota, la de los Carapapas, también triunfaba sobre el escenario.

El Yuyu cumple además en 2006, 20 años desde que salieron por primera vez en una agrupación. Siempre ha sido el mejor cantador del absurdo. El único capaz de hacer un pasodoble dedicado a una rebelión de las chacinas del supermercado pidiendo la liberación de un choperpó de lata, cruelmente sometido a encierro.

Pocos hombres en el mundo se han atrevido a pedir la libertad para el choperpó de lata, igual que pocos se hubieran atrevido a subirse al escenario vestidos de cornudos o de árbitros, para aguantar el cachondeo de todos los que lo miran.

El Yuyu es de esas personas que tiene el don de la gracia natural, de los que las cosas le salen de dentro y parece que sin esfuerzo. Capaz de escribir sobre los sufrimientos de los palomos o de la fórmula a emplear para rebañar con éxito una olla de menudo.

Su sola presencia llena el escenario. Es de esos autores que se colocan en el centro de su agrupación y, sin hacer ningún esfuerzo, se lleva todas las miradas...hombre también porque tiene un metro noventa y está bien alimentao, que eso también contribuye.

Ayer, mientras sus médicos cantaban en el Falla, la gente pedía silencio después de reírse no se fueran a perder la próxima pamplina, porque la verdad es que iban encadenadas.

El mundo necesita gente que siga pidiendo la libertad del choperpó de lata y de médicos que sean capaces de devolver a la vida a un brazo de gitano...por el bien de la humanidad y por el bien del Don Pan de la Avenida.