MUNDO

El Gobierno danés redobla sus esfuerzos para resolver la crisis con el mundo musulmán

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El Gobierno danés evalúa la posibilidad de acudir a la Conferencia Islámica para pedir a la mayor organización del mundo musulmán que le ayude a poner fin a los disturbios y al mismo tiempo confía en que las gestiones que se puedan emprender a escala europea contribuyan a calmar los ánimos. Pero, en el fondo, nadie es capaz de entrever todavía una luz al final de este túnel de violencia, a no ser esperar a que los disturbios se vayan apagando por si solos. El Ejecutivo de Copenhague parece estar actuando igual que si estuviera frente a un desastre natural incontrolable: esperar que escampe y prepararse para reconstruir lo que quede en pie.

El primer ministro, el liberal Anders Fogh Rasmussen, tuvo que asistir ayer a una reunión del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento para intentar calmar a la clase política, porque ya empezaba a abrirse paso la impresión de que el país se había quedado solo en Europa frente a la crisis más grave de su historia reciente. Los diputados de oposición salieron «un poco más confortados» pero siguen inquietos ante la falta de manifestaciones públicas de respaldo mas contundentes por parte de la unión comunitaria.

El diario en el que se publicaron las caricaturas de la discordia, el Jyllands Posten, decía ayer en su primera página que Dinamarca estaba recibiendo un «masivo» respaldo internacional, y para ello mostraba las banderas de Estados Unidos, Gran Bretaña y la Alianza Atlántica. La ausencia del emblema europeo refleja algo que ya había subrayado el diputado socialista Holger Nielsen, que hubiera preferido ver una muestra más evidente de apoyo por parte de Bruselas.

Después de la reunión ayer con Rasmussen en el Parlamento piensa que «las cosas están mejorando, desde la actitud de los primeros momentos cuando parecía por lo menos extraño esa pasividad por parte de la Unión Europea».

Nielsen no era el único diputado inquieto por esta situación, también Pia Kjarsgard del Partido Popular -extrema derecha antieuropea- se quejó de que los socios europeos de Dinamarca no han hecho grandes gestos de apoyo en estos momentos de tribulaciones. Nielsen, al menos, se quedó satisfecho con las explicaciones del jefe de Gobierno, pero le dijo que esperaba que en futuro los daneses «veamos cosas más concretas» por parte de la Unión.

Donde los daneses están dirigiendo sus esfuerzos es hacia el mundo musulmán y según fuentes diplomáticas están preparando un viaje de ministro de Asuntos Exteriores, Per Stig Möller, a la sede de la Conferencia Islámica (OIC) en Yeda (Arabia Saudí) para escenificar algún tipo de acto de conciliación. La palabra disculpa no es exactamente lo que se está sopesando y los expertos estarían buscando un término que fuera satisfactorio, sobre todo porque el asunto concierne al Jyllands Posten y no tanto al Gobierno.

Reunión inesperada

Ayer mismo, la OIC anunció en su página web la convocatoria de una inesperada reunión de representantes permanentes el martes de la próxima semana que viene para «estudiar marcos políticos, jurídicos y socioculturales para combatir la difamación».

De todos modos, a estas alturas muchos comentaristas se preguntan si tal como están las cosas serviría de algo que Dinamarca se humille ante el mundo musulmán pidiendo perdón por algo que no está castigado por sus propias leyes. Al fin y al cabo, Noruega, que es un país vecino donde algunos medios de comunicación publicaron los mismos dibujos y tiene un Gobierno de izquierdas tan radical en asuntos de Oriente Próximo que estaba estudiando la posibilidad de promover un boicot a los productos israelíes.

En esta crisis optó desde el principio por los gestos de apaciguamiento, pero eso no ha impedido que su Embajada en Damasco haya sido también pasto de las llamas, o que hayan sido atacadas sus tropas en Afganistán.