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La Guardia Civil destaca la peligrosidad y sofisticación de los 'cazatesoros' detenidos en El Puerto

Utilizaban copias de legajos del Archivo de Indias y otros centros para localizar restos de galeones y barcos Iban armados para repeler ataques de otros expoliadores

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La operación Bahía no está cerrada y el secreto sumarial decretado impidió ayer que trascendieran más datos sobre la organización dedicada a la expoliación de los fondos marinos desarticulada, en parte, en El Puerto de Santa María por la Guardia Civil, que los del guión establecido por las autoridades judiciales. No obstante, lo que sí quedó clara es la profesionalidad y peligrosidad de sus integrantes y la sofisticación de sus medios.

El buque Louisa, atracado desde hace algo más de un año en el muelle comercial de El Puerto servía de centro de operaciones para las labores de extracción de pecios que acometía el Gemini 3, que llevaba un mes anclado en las instalaciones deportivas de Puerto Sherry, y que era el núcleo de buceo.

Esta embarcación última se valía de dos grandes toberas adosadas a la parte trasera del casco y sobre sus hélices para remover el fondo marino y permitir la localización por parte de buzos -dotados de equipos de última generación- de los restos arqueológicos que luego llevaban al Louisa.

De ahí, que fuera en este buque donde se encontraran algunos de los restos extraídos, entre los que se encontraban 27 bolas de cañón del siglo XVII, tres anclas romanas de piedra, un cuello de ánfora fenicia o balas de metralla usadas en la batalla de Trafalgar, entre otros tesoros.

Por su función de centro de coordinación, en el Louisa también se hallaron cartas náuticas sobre yacimientos arqueológicos, gráficos de sónar y copias de documentos históricos o legajos del Archivo de Indias (Sevilla), que traducían del castellano antiguo al actual para determinar puntos de hundimiento de barcos o galeones.

Como soporte técnico, fueron incautados un robot para la localización de restos, detectores de metales, sondas para escanear el fondo marino, equipos informáticos y otros elementos que, como afirmó el coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil Cádiz, Antonio Dichas, probaban la «sofisticación» de la organización. Otro rasgo que destacó de ésta fueron su «malas intenciones» que sostuvo en la cantidad de armamento que llevaban a bordo del Louisa, que interpretó como método defensivo contra la intervención posible de otros cazatesoros.

Dichas confió en que a las tres detenciones practicadas -dos cuidadanos húngaros y una estadounidense, que están a disposición judicial- , se sumen otras más, dado que la investigación sigue abierta.

En esta operación, la Guardia Civil ha contado con la estrecha colaboración de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, como administración responsable del patrimonio histórico-artístico, jugando un papel decisivo el Centro de Arqueología Subacuática de Cádiz. A este centro, único en Andalucía y ubicado en el antiguo balneario de La Caleta, una vez lo determinen las autoridades judiciales, serán trasladadas las piezas para su estudio, tratamiento y conservación. Luego, serán depositados en el Museo Provincial.