Cultura

Tito Muñoz trae a Cádiz poemas sobre las sensaciones cotidianas

El poeta catalán dio a conocer ayer 'Una Hawaiana con un ukelele', en un acto en el que reivindicó la necesidad de «bajar la poesía a la calle» Es autor de canciones que interpreta Serrat y varias letras de flamenco

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Huir de lo monotemático, hablar sobre lo cotidiano y rechazar cualquier clasificación literaria y estilística son las máximas de Tito Muñoz. El escritor barcelonés, que ha publicado cuatro libros de poesía, escrito un par de canciones con Serrat, letras de flamenco e incluso un libreto de ópera, presentó ayer en la delegación Provincial de Cultura su última obra, Una Hawaiana con un Ukelele.

Al acto acudieron la delegada provincial de Cultura, Bibiana Aído, y los escritores Juan José Téllez y Luis García Gil, encargados de dar a conocer su quinto trabajo. Bajo este sugerente título, publicado por la editorial sevillana Cáliz Verde, puede adivinarse la figura de un autor inquieto, que se define a sí mismo como «un poeta vivo». «Se habla de mis versos en términos de poesía callejera, canalla, pero yo le encuentro una explicación más sencilla a estos calificativos».

Gran amante de la pintura, Muñoz busca sus referentes en la imagen. «Reflejo sensaciones, olores del día a día, aquellos signos que aparecen de repente, como por arte de magia y que pasan desapercibidos porque están por debajo de lo superficial, fuera del alcance de los propios ojos». También hablo del amor y el desamor. Además el poeta quiso dedicar el libro a un gran amigo fallecido.

Nada más ver la luz su quinta creación, el escritor ya perfila dos nuevos proyectos: Poesía para perros y En pie de paz, este último en colaboración con Amnistía Internacional y mano a mano con Juan José Téllez y «las mejores voces poéticas de España y Latinoamérica», asegura.

Tito Muñoz forma parte de aquellos poetas que persiguen la loable misión de bajar la poesía de las torres de marfil para el disfrute del común de los mortales. «Este género no es patrimonio de varios suicidas que lo hacen ininteligible. No es algo elitista. Por ello, hay que retirarla de los guetos para sacarla a la calle y ponerla al alcance de todo el mundo». Y para conseguir este objetivo, Muñoz no necesita ajustarse a ninguna técnica concreta. «Aunque me baso en una serie de nociones métricas, no me someto en absoluto a ellas. Todo sale de forma natural. No me cuesta nada escribir, siempre lo hago de un tirón porque surge de la motivación que me proporciona lo sugerente de una situación o una imagen».

De esta espontaneidad innata el poeta saca su propia conclusión: «Yo no es que escriba poemas, sino que ellos se escriben solos».