Dispuestos a sorprender

Desde Las momias de güete pa guá los niños, pasando por Viva Zapata de Jamón hasta su consagración con Los príncipes encantados, gracias igualmente, Una chirigota con clase y Los juancojones. Un historial de más de veinte años haciendo reir y, a su vez, emocionando a los aficionados a esta fiesta del Carnaval. La chirigota de Cornejo -Don Adolfo-, el Lobe y el Cabra, entre otros, vuelven a las tablas del Gran Teatro Falla dispuestos a sorprender.

Bajo el nombre Los pishas de Cádiz, la chirigota intentará «no defraudar a quien nos espera. Una vez que hayamos conseguido eso, iremos a por todas», explicaba el máximo responsable de la agrupación, Manuel Cornejo. El año pasado, con Los doctores Jekylls, consiguieron alzarse con el tercer premio aunque, en la última década han conseguido cuatro primeros premios y en ocho ocasiones pasar a la Gran Final del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas.

Aunque no han querido desvelar cómo es el tipo de este año, «porque da igual esperar una semanita más», Cornejo asegura que «no vamos del Cádiz».

Esta chirigota ha trabajado con mucha ilusión durante los últimos meses y, como explicó 'Don Adolfo' algo esquivo, «queremos que se refleje esa ilusión durante nuestra actuación, además de querer agradar al público».

Por otra parte, esta agrupación siempre suele sorprender a los aficionados, periodistas y al jurado, no sólo por su puesta en escena, sino por sus letras. Sin embargo, no quieren desvelar cuáles son los temas escogidos durante este año, aunque, como explicó Manuel Cornejo, «siempre están relacionadas con los sucesos y acontecimientos más relevantes del pasado año y del actual».

Sin embargo, y a pesar de ser casi el mismo grupo del año pasado, «intentamos que se diferencie en todo. Por ejemplo, musicalmente es completamente distinta, además del tipo aunque, por supuesto, lo único que no ha cambiado es la cara dura de los componentes».

Esta agrupación, además, siempre ha destacado por su interpretación y «conseguir meterse en el tipo». En la memoria de todos los aficionados al Carnaval, y no tan aficionado, esa clase improvisada en el Gran Teatro Falla donde una decena de niños traviesos hacían la vida imposible a un pobre profesor.