Cádiz C.F.

Medicina amarilla

Varios jugadores del Cádiz C. F. visitaron a los niños hospitalizados en estas fiestas en el Puerta del Mar

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Por unos instantes, la próxima llegada de los Reyes Magos quedó olvidada. Los más pequeños miraban constantemente desde la una de la tarde quien salía del ascensor. Llegaban hombres con batas blancas, mujeres acompañadas por varios niños, enfermeras y hasta celadores. Y aunque en estos días la visita más esperada es la de Melchor, Gaspar y Baltasar, algunos jugadores del Cádiz C. F. fueron capaces de eclipsar a los Tres Magos de Oriente.

Manolo Pérez, Enrique, De la Cuesta, Navas, Cacique Medina, Estoyanoff y Limia llegaron a la séptima planta del hospital Puerta del Mar pasadas la una y media de la tarde. En ese momento, las caras de los más pequeños se iluminaron, olvidando por un segundo por qué estaban allí.

El primero en acercarse a los pequeños fue Manolo Pérez que firmó camiseta «aunque ya no juego ni a las cartas», comentó a un chico que esperaba a que le firmase la camiseta oficial del equipo amarillo.

Tras él entraron De la Cuesta, Enrique y Cacique Medina y Estoyanoff. Mientras los dos cancerberos, Raúl Navas y Limia, se quedaron en las primeras habitaciones ubicadas en el pasillo. A todos los pequeños, ya fuesen bebés o niños, les dieron regalos. Los primeros recibieron un peluche que representaba la mascota del Mundial de Vela del pasado año, donados por la Diputación. A los mayores les entregaron bufandas del Cádiz C. F., neceseres y camisetas oficiales.

Fotos y autógrafos

Temblando de la emoción, los niños pedían a los jugadores del equipo amarillo que firmasen los muñecos y camisetas. Postrados en sus camas, daban sus pequeñas manos a sus ídolos del mundo del balompié.

Manolo Pérez, Enrique, y sobre todo, Medina, cogieron en brazos a varios de estos niños, a petición de sus padres. Fotografías, autógrafos y besos a unos niños a los que no les falta esperanza.

Los jugadores también se acercaron hasta la zona de cirugía pediátrica. El aparente silencio del pasillo se convirtió en un dulce sonido de sonrisas. María, un bebé con grandes ojos oscuros, se convirtió en el centro de todas las mirada cuando Medina la cogió en sus brazos.

La última visita de esta pequeña expedición cadista al hospital Puerta del Mar fue a la novena planta. Allí, los siete jugadores del equipo amarillo conocieron a Jesús, un joven de 25 años que tenía el habla parcialmente perdida. Este chico es un gran aficionado al Cádiz C. F. y se emocionó mucho cuando, de repente, entraron en su habitación Manolo Pérez, Enrique o Raúl Navas. Sin duda, un regalo que vale más que tres puntos.