LA ALBERCA
La semiverdad
El Aquarius es un ejemplo de libro de cómo convertir media verdad en la verdad absoluta
Los nuevos iluminados llevan un tiempo enrollándose con la matraca de la verdad manipulada a posteriori , a la que llaman posverdad. Se refieren al relato que trata de transformar un hecho objetivo en uno subjetivo para conseguir que la opinión pública confunda lo estrictamente impírico con lo emotivo y termine analizando los acontecimientos reales a partir de una posición ideológica. Andan todos los sociólogos atrapados en esa telaraña, denunciada principalmente por la izquierda . Sin embargo, nadie habla de la manipulación a priori, a la que podríamos llamar semiverdad, que consiste en hacer creer a todo el mundo que un determinado político está comprometido con una causa mostrando un hecho aislado como si fuera general.
El ejemplo del Aquarius es de libro . Pedro Sánchez ha tomado una decisión que nadie con una mínima sensibilidad puede reprocharle: abrir la puerta a un barco a la deriva con más de 600 personas a bordo . Por dignidad, por humanidad y por respeto a nosotros mismos, no podemos dejar que los desesperados pierdan la esperanza. Esto es obvio, aunque a algunos progres les parezca que ese sentimiento es exclusivo de ellos. Pero, ¿cuál es la verdad exacta de la inmigración en España? Responder a esta pregunta es clave para evitar sospechas sórdidas sobre la posibilidad de que Sánchez haya buscado un beneficio político con esta decisión antes que el beneficio de los náufragos.
La realidad de esta tragedia es que mientras el nuevo ministro del Interior, Grande Marlaska , habla de retirar las concertinas de Ceuta y Melilla , allí los problemas son mucho más graves que ése. Ése sólo es importante porque es el que sacan los medios, el que condiciona la opinión de quienes conocen lo que pasa allí gracias al mando a distancia. En Ceuta, por si los grandes benefactores populistas todavía no lo saben , existe un Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes que actualmente acoge a 512 personas. Además, la Ciudad Autónoma sufraga en estos momentos varios centros de acogida de menores , casi todos subsaharianos, que han llegado huérfanos hasta suelo español. Cualquiera que haya pisado la ciudad sabe que esos chavales suelen recibir atención sanitaria, psicológica y manutención gracias a voluntarios locales que tienen absoluta conciencia de hermandad en una tierra donde conviven cuatro religiones. Y todo ese humilde sistema de acogida en la propia frontera se produce en una tierra gobernada por mayoría absoluta por Juan Jesús Vivas , que es del PP, al que votan también muchas personas de la comunidad musulmana. A este hombre, que lleva 17 años intentando apaciguar una zona crítica, no ha ido a visitarlo casi nadie en todo este tiempo desde la Moncloa. Allí, a 700 kilómetros de distancia, todos hablan de la valla, de las pateras y del drama del Estrecho, pero ninguno de los visionarios sabe que cada vez que llega una goma a la orilla de Zahara, de Tarifa o de Algeciras y los inmigrantes besan la arena, no hay nadie del Gobierno esperándoles con sus fotógrafos oficiales. Esas fotos son sólo una media verdad. Que es la peor de las mentiras.
