Xenófobos herederos de xenófobos

La xenofobia catalana y la crema catalana. Son cosas genuinamente catalanas

Fernando Sicre

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La xenofobia catalana y la crema catalana. Son cosas genuinamente catalanas. Decía Francisco Caja que el catalanismo debiera ser analizado desde la técnica del análisis político de la «raciología», en cuanto que lo basan en la amenaza de extinción de una raza, la catalana y la necesidad imperiosa de preservarla. Mientras la crema catalana se fabrica con productos de uso común al alcance de cualquier mortal, ubicado en cualquier parte del globo terráqueo, la xenofobia catalana queda circunscrita dentro de un espacio delimitado y afecta a una porción de los que habitan ese territorio hoy partido en dos: Tractoria y Tabarnia.

Del catalanismo de principios de siglo XX hemos pasado al separatismo del siglo XXI. En ese cambio, hay que resaltar la eficacia ideológica de lo que ha dado en llamarse «pujolismo». El nacionalismo independentista de hoy es al unísono ideología de clase y de raza. Fue la burguesía catalana la que amasó su fortuna con el oro proveniente de las colonias americanas españolas. Ello tenía una doble intencionalidad: mantener la hegemonía económica y sobre ese fundamento consolidar la hegemonía política. En síntesis, este era el proyecto de Prat de la Riba. Hay que situar ese momento como una segunda fase de la construcción de la nacionalidad, basada según su mentor en el odio a lo español.

Fue uno de los fundadores de la ‘Lliga Regionalista’. Le sigue en su camino el llamado “Estado Catalán”, partido político independentista que fue fundado por Francesc Maciá en 1922. Considerado como partido político insurreccionalista, entre cuyas acciones se encontraban la difusión internacional de las ambiciones independentistas. Se fundan entonces los ‘Escamots’ como organización paramilitar dentro de la órbita del partido ‘Estado Catalán’. Posteriormente, una vez proclamada la II República en 1931 y con «Estado Catalán» integrado de manera autónoma dentro de Esquerra Republicana, que había sido creada en 1930, la organización paramilitar fue encuadrada en la llamada Guardia Cívica. ERC se declara de izquierda, aunque históricamente se sitúa al margen de los partidos de origen sindical y filiación socialista o marxista. En su credo, el independentismo es su máxima política. En 1991 dirige la organización política-xenófoba-supremacista y racista de ERC Heribert Barrera, a quién se le atribuye las frases: «En América, los negros tienen un coeficiente inferior al de los blancos», «se debería esterilizar a los débiles mentales de origen genético». Fue miembro del consejo consultivo de Omnium Cultural. En el año 2000 recibió la Medalla de Honor del parlamento de Cataluña.

Así, con semejantes excrecencias nos vamos aproximando al día de hoy. Los ‘Escamots’ han sido reconvertidos en CDR, esa banda de malvados, maleantes y cobardes que deambulan haciendo fechorías con impunidad y aquiescencia de mossos y mossas. Ilustre cuerpo de mozas. Omnicomprensivo término por razón de género, como gustan los progres construir el lenguaje. Ayer mismo, una mujer que quitaba «esos putos lazos amarillos» fue agredida en Barcelona en presencia de sus hijos. El supremacista y matón de barrio erigido en agresor espetó a la agredida: «Cállate la boca, extranjera de mierda». Textual, en castellano, porque dado el origen ruso de la mujer, a lo mejor en catalán no se enteraba y presumiría no conocer la lengua del «pueblo elegido». A continuación, la agresión verbal, tornó en agresión física, concluyendo con un puñetazo que tiró a la mujer al suelo. Sobre ella trató de abalanzarse el agresor mientras lo sujetaban para impedirlo unos transeúntes. Le había partido la nariz a la mujer. El hombre huyó. Otro cobarde con pretensiones de matón y consumado delincuente, por eso de haber cometido un delito flagrante.

Al hilo del concepto de delincuente. Companys, delincuente donde los haya va ser moneda de cambio. ERC exigirá al Gobierno de Sánchez la revisión de la pena impuesta en su día y que supuso su ejecución. Antes de ello, Companys y sus consejeros fueron condenados por rebelión por el Tribunal de Garantías Constitucionales de la República a 30 años de reclusión mayor e inhabilitación absoluta. Posteriormente Companys y varios de sus consejeros de gobierno fueron trasladados al penal de El Puerto de Santa María. Vaya por Dios, qué «honor» el de esta bendita tierra acogiendo semejantes golpistas. Sólo que al año siguiente el Gobierno del Frente Popular los indultó. No les dio tiempo aprender del señorío connatural de la Campiña de Jerez y la Bahía de Cádiz.

El historiador Jordi Canal calificó con acierto la acción de Companys como esencialmente populista, ya que pretendía «provocar una amplia movilización ciudadana para presionar y amenazar al Estado» y «viril», en cuento que necesitaba reafirmar su frecuentemente cuestionado nacionalismo frente a ‘Estado Catalán’, ya integrado en ERC. La historia se repite, por eso los separatistas-xenófobos de hoy son los herederos de los catalanistas-xenófobos de principios de siglo XX y de los nacionalistas-xenófobos de época de la República.

Lidia, la agredida, no es hija de Putin a pesar de su origen ruso. Es esposa de español y española por nacionalización. El Estado está obligado a defenderla hasta sus últimas consecuencias. El Estado tienen que rearmarse en Cataluña y en toda España en evitación de situaciones como ésta.

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