El último paso del calvario de los Delphi

El calvario que viven desde hace ya nueve años los últimos extrabajadores de la planta Delphi vivió ayer un nuevo paso cuando el Juzgado de lo Social número 3 de Cádiz, rechazó los recursos interpuestos por los trabajadores y resolvió suspender las prestaciones o subsidios de desempleo que viene percibiendo los afectados. Es decir, cualquier auxilio económico, principalmente los raquíticos 420 euros de Ayuda Familiar, dejarán de entrar en sus casas. Esos hogares quedaron rotos por la marcha de una factoría que la Junta de Andalucía pretendió tapar con un acuerdo electoralista.

Les prometió, les firmó, un pacto por el que se les garantizaban todo tipo de indemnizaciones, cursos y recolocaciones. Ha pasado casi una década y los últimos afectados, los cientos que no han podido solventar su situación se encuentran sin nada.

Literalmente sin nada. Radicalmente sin nada. Es cierto que pudieron recibir un trato preferente respecto a otros desempleados, que les prometieron ayudas y salidas que ningún otro trabajador desempleado tiene. Pero fueron otros, los dirigentes de la Junta, los que redactaron y presentaron ese documento, los que se comprometieron a dar imposibles por tal de no perder un puñado de votos. Ahora, lo que no tienen es ni la última prestación, ni la menor ayuda. Y todavía tienen que enfrentarse a un juicio por el presunto fraude en sus contratos, previsto para finales de 2017. Es una nueva cuchillada en una especie de linchamiento del mercado laboral y la burocracia política contra un grupo de trabajadores que sólo buscan una salida, algo de ayuda. Desde ayer no tienen ninguna.