El Apunte

Trabajo para los astilleros

Después de años de exigir encargos, es llamativo que los asuman en buena parte operarios llegados ex profeso de medio mundo

La reforma integral gigantescos cruceros como el ‘Oasis’ (antes fueron el ‘Mariner of the Seas’o el ‘Disney Wonder’), ha llenado de trabajo y trabajadores el astillero de Cádiz y todos sus alrededores de forma llamativa. Estos contratos consolidan la especialización de la factoría de la capital en el mantenimiento, la reparación y la reforma de los grandes cruceros. El astillero gaditano arrancó hace años con esta línea de trabajo, menos visible que la construcción pero clave para los intereses de Navantia. Las obras de estos cruceros han logrado, con el tiempo, convertir estos diques en un referente internacional en la reforma de cruceros y la mejor prueba de ello es que ya son muchos años en los que se cierra el ejercicio con más de una docena de barcos reformados. Este tipo de contratos generan un valor añadido para la ciudad que se traduce en el consumo en un círculo próximo, en el sector servicios, desde la hostelería y el comercio hasta los taxis.

Sin embargo, la llegada de este tipo de grandes cruceros ha abierto un viejo debate que estaba soterrado entre los trabajadores del sector naval y la sociedad gaditana, que los sindicatos trasladan también a las contratas, al sector auxiliar de la construcción naval. Tanto en tareas de construcción como en las de reforma, se contratan algunos trabajos técnicos fundamentales a Navantia pero subcontran otras partes del proyecto, por ejemplo de reforma interior, a empresas llegadas desde fuera de Cádiz, incluso internacionales, cuyos trabajadores llegan expresamente para ejecutar esa faena y luego se vuelven. Es cierto que aportan ingresos en un área limitada y durante un tiempo concreto pero los sindicatos temen que ocupen puestos que podrían venir muy bien a trabajadores gaditanos. El debate va más allá: ¿Por qué las navieras no contratan también estos servicios a operarios y empresas de la Bahía?

Las respuestas son diversas y complejas. Probablemente, partan de carencias en la formación o a que no existan todas las empresas necesarias. Pero también hay elementos sociales, económicos. Es decir, las empresas prefieren a sus trabajadores por una cuestión de confianza o, sobre todo, porque los gastos de contratación y salarios son más bajos que si contasen con gaditanos. En este segundo caso, resultaría un error competir a la baja. Así que habrá que concentrar los esfuerzos en mejorar la capacitación de los trabajadores y, sobre todo, la competitividad.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Ver comentarios