OPINIÓN

Tender a la moderación

Nos estamos empeñando en cargarnos un sistema que nos ha dado los mejores 40 años de toda nuestrahistoria por cuatro extremistas-populistas que lo único que hacen es gritar más que los demás

Resulta difícil comprender, aplicando tan sólo una pequeña dosis de perspectiva histórica, cómo en este país no terminamos de darnos cuenta de que nuestro gran problema actual es la enorme fractura social que se ha producido entre la derecha y la izquierda a raíz de la aparición de los partidos extremistas, primero Podemos y después Vox. Nos distraemos con Cataluña, que todos sabemos que no se va a independizar y que tarde o temprano el problema se arreglará. Pero por lo visto no somos conscientes de que nos estamos radicalizando. Hasta el punto de no poder hablar tranquilamente de política sin que haya enfrentamientos abiertos entre amigos, incluso entre familiares.

Tenemos que recuperar la moderación. En lo que a mi generación se refiere, nuestros abuelos vivieron guerra y posguerra. Nuestros padres el franquismo. Y nosotros y todos los que han venido detrás, 44 años de democracia. ¡Toda nuestra vida! En este cortísimo periodo de tiempo hemos avanzado más que en los millones de años anteriores. En economía, en infraestructuras, en sanidad, en educación, en derechos sociales, laborales, en igualdad... en absolutamente todo. Y nos empeñamos en cargárnoslo permitiendo que cuatro radicales nos intoxiquen.

La clave es seguir siendo moderados. Es tender al centro. Si eres más de izquierdas, ahí tienes al PSOE. Si más de derechas, al PP. Si te tocan las narices los dos, Ciudadanos. O voto en blanco. Que sean conscientes de la decepción de los votantes. Lo preocupante es que los actuales líderes de estos partidos históricos no están a la altura de sus predecesores. No son capaces de llegar a consensos en asuntos básicos. Les preocupan mucho más sus siglas que el bien común. Y de eso se aprovechan también los radicales, con un lenguaje más agresivo y facilón para las masas. El populismo barato de toda la vida.

Es obvio que en estos últimos años ha habido mucha corrupción y mucho mangante despreciable, sobre todo en PP y PSOE. Pero para eso están los jueces. Al que pillen robando dinero público, a la cárcel de por vida. El sistema funciona. Ha funcionado durante décadas. Habrá que mejorarlo desde dentro, con más controles y más medios para la Justicia. Pero no reventarlo sólo porque unos cuantos iluminados, radicales de un lado u otro, griten mucho en un mitin. Si les dejamos que lo hagan, la brecha será definitivamente irreparable y a partir de ahí cualquier cosa puede pasar con nuestro futuro. Y el de nuestros hijos. Y dudo mucho que sea mejor que lo que nosotros hemos disfrutado en nuestra infancia, juventud y madurez. En el centro está la virtud, como todo en la vida.

Ayer volvimos entre todos a dar alas a los populistas. En las grandes capitales y por supuesto en Cádiz. Con ellos difícilmente avanzaremos en nada. Ni siquiera en los temas que ellos mismos se arrogan como propios, como el feminismo o la justicia social. Esos asuntos se arreglan con hechos, no con palabrería. No basta con gritar más alto para mejorar las cosas. Aunque a lo que se ve sí que es suficiente para ganar elecciones.

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