OPINIÓN

Tabernia

Marín pretende blanquear el ‘ménage a droite’ de su partido con el PP y Vox colando a Podemos en la mesa

Juan Marín ha negociado los enjuagues de la mesa del Parlamento Andaluz en una reunión con Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo el de IU en el bar de la cafetería de la Estación de Jerez. Se han encontrado entre tragaperras y servilleteros de Coca Cola, ... un lugar al que convirtieron por un rato en la Isla de los Faisanes a la andaluza. Marín, al que yo mismo podría confundir con una de esas estatuas de viajeros de bronce si me lo encontrara sentado en el banco de una estación, pretende blanquear el ‘ménage a droite’ de su partido con el PP y Vox colando a Podemos en la mesa. A este acuerdo de desayuno en Jerez lo llamaremos en adelante ‘El pacto de la media con manteca’. Podría llamarse ‘el pacto del cafelito con leche pero me lo pones en vaso y templadito con media tostada con manteca colorá pero que sea la media de arriba’, aunque iba a resultar muy largo para los libros de historia, de ahí que se mutile.

Ciudadanos va a ceder un pacto mínimo con VOX metiéndolo en la mesa del Parlamento y otro con Podemos. La otra opción era pedir el voto a Susana Díaz para echar a Susana Díaz de la presidencia de la Junta y puede parecer una buena idea solo cuando ha salido de copas un domingo por la tarde, ese momento en el que todo parece posible. Rivera quiere quitar al PSOE sin parecer de derechas, y confundir a sus votantes con que pactará a un lado y a otro. Se escuda en que Andalucía es diferente. Y estoy de acuerdo, porque en ninguna parte de España los camareros te aceptan que en una mesa de desayuno les pidan un manchado caliente, un descafeinado cortado, un café con leche en taza pero templado, un mollete con roquefor y jamón, otro de aceite y jamón, y una tostada con sobrasada y mantequilla, pero la mantequilla me la pones en la media de abajo. En Madrid si le dices eso al camarero le estalla la cabeza así que quiera uno lo que quiera, va y pide un café con porras y como mucho decide la temperatura de la bebida, aunque de poco sirve, pues ya se pida la leche templada, fría o caliente, en un bar el café siempre estará frío y en otro hirviendo. Además, primero le ponen a uno el café y después lo que coma, sabiendo como saben todos los hombres que primero se come uno lo que sea y después se toma el café, y lo contrario es propio de gente salvaje sin ningún tipo de cultura.

Claro que Andalucía es distinta, Albert. Lo es por sus camareros, que se llaman todos manolo y son superhombres que te amañan las negociaciones del Brexit en media hora. El día en que salga un partido independentista andaluz tendrá que encontrar un símbolo reivindicativo al estilo de los lazos amarillos de Tractoria. Yo propongo que a este nuevo país se le llame Tabernia -¡que viva Tabernia!- y el símbolo sea la tiza con la que los camareros te apuntan lo que se debe sobre la barra.

El Rey ha hablado mucho de los jóvenes pero yo creo que ha hablado poco de los camareros andaluces. Habrá gente que crea que sí. A fuerza de ser difuso, el monarca apunta discursos que les valen a todos, pues de sus palabras se puede inferir que da la razón al Gobierno y también que se la quita. Sabe don Felipe que la mejor manera de decir todo es no decir nada.

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