La Voz de Cádiz - EL APUNTE

Soplar y sorber no se puede a la vez

Susana Díaz y Pedro Sánchez defienden dos discursos opuestos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

¿Se puede ser ateo y creyente, ser vegano y comer carne, del Barça y del Madrid? ¿Soplar y sorber, se puede a la vez? En el PSOE aseguran que sí contradiciendo incluso al refranero español, que no admite estar en misa y repicando. O al menos eso pretenden hacer creer a un electorado cada vez más lejos de Ferraz y sus conflictos de thriller de serie B.

Porque los socialistas, por arte de birlibirloque, pretenden venderle una idea al votante gaditano completamente distinta al de Tarrasa... y que se la compren los dos. Ese juego propio del tahúr se escenificaba de nuevo en Sevilla, y sin perder la sonrisa. Susana Díaz insistía en que la izquierda no puede ser nacionalista mientras que minutos después Pedro Sánchez se alegraba de compartir el idioma de la igualdad a la par que defendía su idea de España como nación de naciones.

Y se aplaudía con la misma energía que cuando en el Falla vibran con dos letras de mensaje opuesto.

De tanto tirar el traje se va a resquebrajar. Para gobernar hay que tener al menos las ideas principales meridianamente claras, y decir una cosa y la contraria al mismo tiempo en otro lugar no es más que engañar al oyente. Después de la batalla de este último año, muchos militantes agradecerán que el tono se haya rebajado, pero las heridas no se cerrarán mientras exista esa bicefalia irreconciliable. No es suficiente con cambiar la mueca torcida por una sonrisa, el frío apretón de manos por un beso en la mejilla.

En serio, ¿se puede cantar la internacional mientras se espolea el nacionalismo catalán? Una cosa es contar con un electorado fiel, y otra es hacerlo comulgar con ruedas de molino. Díaz no quiere que se le discuta su lealtad a Andalucía cuando meses antes relegaba a su comunidad para dar el salto a Madrid. Y todos saben que en ese cacareado tren de la ‘nación de naciones’, la región andaluza no va a viajar en primera clase, sino en el furgón de cola.

Esa esquizofrenía se refleja a todos los niveles, en todos los lugares, y por supuesto en Cádiz, donde se apoya el gobierno de Podemos y al mismo tiempo se le atiza con más dureza que desde la bancada Popular. Una relación que nada tiene que ver con lo que sucede en el Palacio de San Telmo, y que sufre una nueva vuelta de tuerca con la relación entre Pablo y Pedro. Y mientras, miles y miles de socialistas desconcertados que se niegan a entregar su voto al enemigo de siempre, al populismo de ahora, y que al final se tendrán que quedar en casa. Porque no se pueden decir dos cosas distintas a la vez y no estar loco.

Ver los comentarios