Julio Malo de Molina - OPINIÓN

Resaca con cava

La nueva socialdemocracia emergente en torno a Podemos llega al 21%

Julio Malo de Molina
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Todo se ha resuelto como estaba previsto, crónica de un resultado electoral anunciado. Desde los comicios europeos de 2014 a las catalanas del pasado septiembre, pasando por las andaluzas de marzo y las municipales de mayo, los análisis políticos objetivos, el pulso de la ciudadanía y de los medios, las tendencias en otros países del sur de Europa; y según se acercaba la decisiva jornada, las sucesivas encuestas que ya en su recta final casi aciertan cual experimentado tahúr.

Durante las votaciones se filtran unas solventes ‘israelitas’: 27% para el PP; PSOE y Podemos empatados al 21%, mientras que Ciudadanos confirma su tendencia a la baja y se queda en el 14%. Aclaro que así se llaman los sondeos a pie de urna pues esta técnica, ya usual y normalmente muy certera, se comenzó a emplear en el Estado de Israel.

Al final de la jornada el resultado se aproxima al último pronóstico: la formación de derechas en el poder durante cuatro años pierde su mayoría absoluta y cae al 28% de los sufragios emitidos, mientras que su rival en la alternancia del posfranquismo cosecha el peor resultado del periodo: 22% de votos y sólo 90 escaños.

La nueva socialdemocracia emergente en torno a Podemos llega al 21%, ya alcanzando en número de votos al PSOE, mientras que la derecha rejuvenecida y moderna de Ciudadanos se queda en el 14% aunque con la mitad de los votos que el PP. Una Izquierda Unida bastante renovada a través del proyecto Unidad Popular consigue casi un millón de votos que las actuales reglas electorales le proporcionan sólo dos escaños. En resumen: mayoría de votos para la izquierda en el seno del Parlamento más plural desde que rige la Constitución del 78, con más escaños para los partidos que se proponen modificarla.

A juicio de muchos y por encima de aritméticas electorales, el cambio lo venía anunciando el razonable descontento de una mayoría de la población por el deterioro de su calidad de vida y el progresivo descenso de los servicios públicos, en cantidad y calidad.

Un proceso abierto con la modificación constitucional pactada entre Zapatero y Rajoy en julio de 2011 y que prioriza los intereses del poder financiero a la satisfacción de los derechos humanos que la Carta proclama ya casi «a título de inventario».

La llegada al poder de la derecha en solitario profundizó esa línea con medidas tales como el «rescate bancario», que dedica una cantidad equivalente a la mitad del producto interior bruto anual de la nación a capitalizar los bancos privados, sin exigir como en otros países la lógica contrapartida de una quita de la deuda a las empresas y a las familias que hubiera sostenido los niveles de: inversiones, empleo, consumo y bienestar. Al filo de las elecciones se habla de recuperación, pero si bien los ricos son aún más prósperos, la mayor parte de la gente sufre carestías y desprotección.

Culminada la consulta con una participación que alcanza un exitoso 74%, las personas con sensibilidad democrática aceptamos con alegría un veredicto electoral que preludia los cambios que la mayoría de la ciudadanía demanda. Hay más razones para la esperanza y la alegría de la gente optimista que para el miedo de los acomodaticios.

La ceremonia electoral se ha celebrado al borde de la Navidad, ancestral fiesta que recuerda el propio origen de nuestra cultura y de nuestra propia infancia que según Rilke es la verdadera patria de toda persona.

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