Mucho más que una simple liga

El Cádiz Club de Fútbol inició anoche un camino que sus miles de seguidores ansiaban iniciar. Se trata de una temporada común, una liga normal, pero en Segunda División A. Más allá del resultado, se trata de un momento fundamental para el equipo, de una reconciliación con su pasado, con su historia y su futuro.

En los últimos años el club cadista había sufrido un indudable bajón en el interés de los gaditanos. Su pésima trayectoria deportiva, anclado durante demasiados años a la ruinosa y soporífera Segunda División B, hizo que la afición se desmoralizara pese a mantener una fidelidad asombrosa que, por números, la convierte en una de las mejores hinchadas de España.

Con todo, necesitaba ya una inyección de alegría en forma de victorias que llegaron en el mejor momento, encadenadas, el pasado mes de junio.

A los leales se siempre se suman ahora aquellos cuyo cadismo estaba dormido. Sumados ambos factores, resulta que el Cádiz tiene una excelente oportunidad de reverdecer viejos laureles, de afianzarse en la categoría que le corresponde, la que no debe volver a abandonar, en la que es preciso asentarse durante años, sin prisas ni aventuras exageradas, con criterio profesional, empresarial, con seriedad.

Para conseguirlo es necesario crear una estructura estable, que trabaje a medio plazo sin caer en el alarmismo del último resultado, que sea capaz de recuperar una cantera maltratada durante demasiados años, para combinar sus frutos con fichajes racionales y efectivos. La buena marcha del equipo es mucho más trascendente de lo que parece. Es una institución clave para la ciudad, de las que tiene más seguidores y más influencia en el ánimo colectivo de la ciudad. Cierto movimiento de hostelería y comercio, durante muchos días al año, depende de la buena marcha del equipo. Desear que funcione bien supone mucho más que pensar en goles, victorias o empates.

El camino empezado ayer es largo y ningún resultado va a modificarlo de forma inmediata. A la afición y a la directiva, a técnicos y apasionados, les convendría mirar lejos y dar pasos cortos.