OPINIÓN
La fauna ibérica
Se considera una buena sociedad a la que es justa; sin embargo, no hay unanimidad en conceptuarla
La fauna de la península ibérica se caracteriza por su diversidad. Su posición geográfica entre el Atlántico y el Mediterráneo y entre África y Eurasia lo avala. Los diferentes climas y regiones, proporcionan hábitats y biotipos variopintos. Los compendios de especies se desagregan en manadas. Éstas no son más que grupos numeroso de animales de una misma especie que van juntos. Desde la época de Félix Rodríguez de la Fuente las manadas paradigmáticas han sido las de los lobos. Manadas de lobos organizados de acuerdo a una estricta jerarquía social. Liderada por un macho alfa. Originalmente se creyó que esta estructura social permitía al lobo, un predador social, obtener presas mayores a su tamaño.
He decidido hacer un curso rápido de etología, para estudiar y analizar el comportamiento de los animales. Sólo con ellos y contrastarlos debidamente con los que se derivan de la psicología, puedo llegar a conclusiones sobre el hombre. Animal político y social por antonomasia, como decía Aristóteles. Pero hay muchos puntos de conexión entre los animales en general y el rey de la creación, el animal creado a la imagen y semejanza del creador. La manada de bestias, de mulas pardas, de imbéciles que se pavonean por toda Iberia en busca de carne fresca, es un punto de conexión entre la fauna animal, la que analizaba Rodríguez de la Fuente y la otra fauna, la que fue objeto del psicoanálisis por Freud. Más puntos de encuentros, el macho alfa como líder de otras manadas, hace realidad la estrategia del grupo que maximiza el éxito reproductivo. Ese energúmeno que lleva cola de caballo, se autodenomina macho alfa, azotaría a Mariló hasta que sangrase y ahora corrobora el fin reproductivo de la manada, trayendo a dos vástagos… Me lleva todo ello a pensar que las manadas de animales y los grupos intermedios sociales, o sea la forma civilizada de llamar a las manadas de humanos, en poco se diferencian. Los gremios, los partidos políticos, las organizaciones patronales, los sindicatos, los que se aglutinan a través de change.org, los que se manifiestan para exigir la libertad de presuntos delincuentes, acusados por el fiscal por terrorismo… Sólo un inciso a colación con la manada y los integrantes de otras manadas en forma de partidos políticos, porque eso es lo que han representados dichos grupos en la gestión de esta crisis institucional que vivimos estos días.
La justicia ha sido cuestión central para la filosofía política. Se considera una buena sociedad a la que es justa. Sin embargo, no hay unanimidad en conceptuarla. El principio de la justicia procedimental, parte del principio de la igualdad formal ante la Ley para todos. Además, exige que la Ley se aplique de manera imparcial. Lo que sólo se puede conseguir si los jueces son estrictamente independientes y sin prejuicios. Por supuesto que el ordenamiento jurídico reconoce la posibilidad de que se cometan errores. Por ello se instituye el sistema de recursos. Son celebres en la historia judicial casos como el de los «cuatro de Guilford y los seis de Birmingham», en los que sus señorías componentes del tribunal de apelación, temerosos del descrédito que una sentencia justa podía suponer para ellos mismos y para todo el sistema judicial, mantuvieron en la cárcel durante dieciséis años a diez personas inocentes.
Mi apoyo incondicional al tribunal. He leído y releído la sentencia. Sí hay errores serán revisados en la apelación. Sólo espero ahora y siempre imparcialidad. Quizás el problema está en la propia legislación. En cuyo caso son los políticos integrantes del cuerpo legislativo los causantes del problema. Y creo que el problema radica ahí. Por lo tanto, el macho alfa donde debe estar es dimitido y en su casa. En el mismo sitio, el Ministro del ramo.
