OPINIÓN

La culpa

La imperfección humana es el caldo de cultivo para que nos aparezca el sentimiento de la culpa

La imperfección humana es el caldo de cultivo para que nos aparezca el sentimiento de la culpa, de haber errado para siempre de manera irreversible. Nada de lo que hacemos, de lo que dejamos de hacer, de lo que proyectamos, a lo que renunciamos, de ... lo que pensamos y de lo que soñamos está libre de ese barniz de culpabilidad consustancial a ese desperfecto que nos viene desde el mismo nacimiento ¿Será el pecado original el primer conato de culpabilidad, nada más nacer, sin aún haber iniciado el periplo del vivir?

La culpa depende de la cultura, de la historia, de la geografía, de las tradiciones. Pero sí que existen algunas conexas al propio derecho natural, a ese que nos identifica como iguales ante la existencia. Culpabilidad y responsabilidad son dos lados de una misma moneda, que sirven para lo mismo, para poder mitigar el agravio o la deshonran de una afrenta, pero de colores diferentes. La una es negra y paralizadora, la otra implica acción y asociación con el daño causado. El pecado tiene muchos dueños. El que esté libre de él puede sentirse dichoso. La peor de las culpas es la que uno no se perdona en las noches de insomnio.

El presidente del Gobierno de México, Andrés López Obrador , recientemente, ha remitido una carta al Gobierno de España pidiéndole que pida perdón por la violación de los derechos de los pueblos originarios durante la Conquista hace 500 años. A siglos vista, en retroceso, se pretende reescribir la historia del que fue posiblemente el hecho histórico más relevante después del nacimiento de Cristo, el Descubrimiento de un Nuevo Continente .

¿El perdón lo pide el Presidente de México en nombre de los aztecas con Moctezuma a la cabeza, líder de un pueblo que practicaba sacrificios humanos de sangre en las cumbres de sus pirámides con la religión como operante, o en nombre de los mixtecas o tlaxcaltecas, que fueron masacrados antes de la conquista por los indígenas de otras tribus? ¿El perdón lo pide el presidente de un país que sigue sin respetar a las numerosas etnias de su vasto territorio? ¿O el que permite que la corrupción se haya convertido en la primera potencia de la economía nacional, donde las élites minoritarias blancas ostentan el poder condenando al atraso a los pueblos indígenas?.

Sin temor a quedarnos cortos con el horror, Fray Bartolomé de las Casas describió en su Historia de las Indias las tropelías y los actos vandálicos llevados a cabo por los conquistadores en el siglo XVI. Si la historia cercana está sometida a la percepción subjetiva del bando donde se escribe, la de hace siglos es imposible que soporte el más mínimo control de objetividad. Circunstancias, tiempo, cultura, costumbres, lengua, todo hace que el instrumento para medir la culpabilidad quede totalmente desvirtuado.

A largo plazo, la historia se traduce en grandes números y hechos relevantes. Ciudades, urbanismo, lengua, cultura, universidades, civilización, religión, política, organización, incluso la libertad. De todos los imperios conocidos ninguno, salvo el de las Españas, fue capaz de asumir el mestizaje como forma de vida y de relación humana en el terreno ocupado. Ni perdón ni culpa, ni reproches ni agradecimientos. Sólo convivencia.

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