Julio Malo de Molina

Canción de otoño

Septiembre: comienza el curso académico, terminan las vacaciones, declina la temporada de playa, se recuperan rutinas

JULIO MALO DE MOLINA

Septiembre: comienza el curso académico, terminan las vacaciones, declina la temporada de playa, se recuperan rutinas; en las pequeñas ciudades con mar el final del veraneo se tiñe de nostalgias; mientras las grandes urbes se desperezan del letargo estival. Siempre hay algo de melancolía en torno a la llegada del otoño, como expresan los versos de Paul Verlain (1844-1896): “Los prolongados sollozos de los violines del otoño hieren mi corazón de una monótona languidez”. Esas palabras sonaron en francés desde Radio Londres el 5 de junio de 1944; los alemanes no supieron que era la clave para anunciar el desembarco aliado en Normandía a ciertas unidades especiales de la Resistencia, formadas por refugiados españoles y por judíos. Paradójicamente ese canto de otoño en pleno verano de guerra preludia una nueva primavera para la democracia en aquella Europa devastada. Pero por lo general, los ciclos de la vida dependen de los movimientos espaciales de esa roca informe que habitamos y para comprenderla representamos como una esfera; así en el hemisferio norte el declinar del sol anuncia ese tiempo fresco al cual se adaptan nuestras actividades.

Hoy 2 de septiembre en Cádiz se celebra una fiesta de colores y alegría, excelente charnela entre la temporada de indolentes calores y la renovación que supone el comienzo de curso, como cuando de chiquitos comenzaba el cole (nuevos profes, nuevos compis, nuevos libros). Me refiero a Barrunto, exhibición de artes al aire libre que llena de vida la Plaza Mina, corazón arbolado y bullicioso de nuestra vieja ciudad amurallada; cuarta edición de una muestra que ya forma parte del panorama cultural y artístico más general. Recuerdo que cuando Manolo Luna y yo planeamos el evento en unas amables charlas durante la primavera de 2014, junto a otras voluntariosas personas, decidimos establecer como fecha fija de la muestra el primer sábado del otoño; el peligro de la lluvia que ya remojó levemente la primera celebración, aconseja el adelanto a los principios pre otoñales de septiembre.

¿Cómo no recordar aquí a tres personas que desempeñaron un papel decisivo para hacer posible esa festiva jornada del otoño de 2014? Me refiero a: Teté Fernández Shaw, Milagros Delicado y Manuel Maqueda, éste último aportó el nombre y un atractivo cartel; pero si algo asegura la pervivencia de una cita anual es la renovación de las personas, pues el tirón del proyecto está por encima de los personajes que intervienen en cada momento.

En esta ocasión vamos a disfrutar creaciones de cien artistas, entre los cuales destaca Alfonso Doncel (Badajoz, 1963) con su instalación “El secreto de la vida”, una cúpula geodésica de 750 centímetros de diámetro. Junto a él: Mar Robert, Pepe Palacios, Lookart Studio, Lucía Paniagua, José María Cortés, Tertulia Fotográfica Balaustrada, y entre muchos más el grandísimo cronopio Manolo Luna, que siempre se ha dejado la piel en el evento. Los artista dispondrán esta vez de micrófono a través del cual pueden explicar su obra en cortas intervenciones, con el acompañamiento del arpa de Musgö, las canciones de “Por culpa de Ana” y la danza de Marta Alluso. Para quienes asistamos va a ser una jornada emotiva, pues como sostenía Le Corbusier, “el arte no es adorno, su único objeto es emocionar”, como emociona el cartel que Inma Danieri ha diseñado en esta ocasión. Tal cual en años anteriores, pienso disfrutar no solo las obras expuestas sino también de la amena conversación que forma parte del encanto de la muestra.

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