Romanones «in memoriam» histórica

Se ha dicho que esta bendita tierra del sur lo dejó literalmente en «bragas»

El clientelismo político fundado en la capacidad de obtener beneficios del uso de la Administración pública para fines diversos público-privados, es un hecho incuestionable. Y Melilla se postula como «honoris cum fraude» en esto de defraudar en las urnas, comprando el voto por correo. ... Sólo que en este caso el moro está por medio. Rabat y su sátrapa el «mohamed» trata de asegurarse (eso dicen) la presencia del partido musulmán Coalición por Melilla en el gobierno de la ciudad autónoma, para aumentar su influencia en este enclave. En la antigüedad era denominada Russadir, cuando era un enclave greco-fenicio. Desde el 17 de septiembre de 1497, al grito de ¡Melilla por Fernando e Isabel!, pasa la Ciudad a pertenecer a la corona hispánica. Desde entonces es española. Parte indisoluble de la unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. No es el único caso de intento de colonización marroquí. Los antecedentes de Dina Bousselham así lo atestiguan. Esta, fue número 2 del partido marroquí Autenticidad y Modernidad (PAM), en Francia. La hicieron «asistente» de PODEMOS en la UE. En Marruecos, el PAM es conocido como «el partido de los amigos del Rey». No confundan el PAM, con Pam, Ángela Rodríguez secretaria de Estado de Igualdad, quien anunció en su toma de posesión que se avecinaba una batalla dura con la población masculina: «desde los tipos de bragas a la menstruación patriarcal». Y entre tanto, a la mujer de Pedro y Antonio, le robaron el móvil en Marruecos, como no. No hay poligamia que valga. Son dos en uno. Es la dualidad del ser utilizada por Aristóteles para el análisis del conocimiento, fundamentándolo en la lógica proposicional. Luego, los servicios secretos marroquíes hackearon el móvil de «cum fraude» por excelencia. Melilla es un mero neófito ante el desafío de arrebatarle el título a «Snchz». Ese título, así calificado significa «por causa de honor», una cualidad que conduce a uno al cumplimiento de sus deberes, respeto a sus semejantes y a sí mismo, es la buena reputación que sigue a la virtud, al mérito o a las acciones de servicio. Ni al presidente del gobierno, ni a Mustafá Aberchán, ni a Dina, ni a Pam le podrían dar un doctorado honoris causa, porque simplemente no cumplen un solo requisito de los que los harían acreedores de dicha mención honorífica.

Centremos la cuestión en la compra de votos. El mercadeo con las urnas no sólo se circunscribe a la compra material del voto que, ahora en Melilla parece ser cuantificado alrededor de los 200 €. La escuela de Romanones se ha traslado a Melilla. Éste, cacique de Guadalajara cuyos tentáculos alcanzaban las dos Castillas fue alcalde de Madrid, ministro en varios gabinetes de la monarquía de Alfonso XIII, jefe del Gobierno en dos ocasiones, presidente del Senado… Conocido y temido por su astucia, su inteligencia y su falta de escrúpulos, pasó a la historia por la compra de votos. El calificativo que mejor lo definió: obseso del poder. Algo inherente a la casta política patria actual. El poder por el poder. El que fuera secretario general del PSOE y UGT Pablo Iglesias Posse dijo al respecto: «mi partido está en la legalidad mientras ésta le permita adquirir lo que necesita; fuera cuando ella no le permita alcanzar sus aspiraciones». Eso es la corrupción institucionalizada y cronificada, que puso en practica el PSOE en Andalucía mientras construyó durante cerca de 40 años el «régimen» clientelar por antonomasia. Romanones hubiese tenido celos de ese régimen construido durante cuatro décadas en Andalucía. Se ha dicho, que esta bendita tierra del sur dejó literalmente en «bragas» al mismísimo Romanones.

La utilización del poder público de la administración, para establecer sus redes de clientela, es consustancial con la actividad política contemporánea. ¿Qué hacen los separatistas catalanes si no? ¿Y el PNV? El PSOE de Andalucía fue un aventajado de todo ello. El clientelismo volvió en todo su esplendor en 1978 a Andalucía. Y siguió como parte del paisaje hasta el año 2019. Consistió en una trama diseñada entre el cacique, que se comprometía a mover los resortes del poder para obtener el favor, y el peticionario, obligado a corresponder con otro favor o simplemente a prestarle su lealtad (entre otras cosas, el voto). Se extendió el cacicazgo por todo el orbe rural, que desde siempre fue tierra atrasada en lo económico y en lo educativo. Son los dos ingredientes necesarios, que encajaban a la perfección en la Andalucía profunda, a la que siempre cantó Machado, provocando voces desgarradas a compás del cante «más jondo». Evocadas antaño por el Cabrero, cantando por fandangos, en sus sonidos del campo, decía que «el cuento ya se ha acabado, las promesas no valen, Andalucía ya sabe lo mucho que le han robado y por favor, no más mentiras otra vez». ¿Saben Uds. con quien gobierna Melilla la Coalición por Melillas de Aberchan? Pues con el PSOE, coadyuvante necesario…

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