Elecciones, segunda fase

Lo que realmente no me esperaba era la escueta declaración de Pedro Sánchez anunciando la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones para el 23 de julio

Por mucho empeño de Tezanos y sus encuestas en dar la victoria de las municipales al PSOE, el vuelco electoral estaba meridianamente claro. Por si no era evidente que el Partido Popular sería el ganador de la noche, las encuestas del CIS lo confirmaban teniendo ... en cuenta que, en estos últimos 5 años y medio de gobierno de Sánchez, es ya una norma básica el interpretarlas siempre al revés de lo que dicen. Así que no hubo grandes sorpresas el domingo. Tampoco sorprendió que Bruno y su equipo ganasen en Cádiz. Una campaña sensata, con proyectos e ideas, inclusiva, de trabajo en equipo, moderada y sin aspavientos. Además, era evidente que una mayoría de gaditanos pensaban que 8 años eran ya más que suficientes y que la paciencia también tiene su límite. Para recuperar el tiempo perdido era indispensable que el PP obtuviese mayoría absoluta; otra cosa hubiese significado más de lo mismo. Basta recordar que, en 2015, el entonces Podemos, con Kichi a la cabeza, se hizo con el bastón de mando a pesar de que el ganador de las elecciones había sido el Partido Popular. Y tampoco ha habido grandes sorpresas en las elecciones autonómicas en las que el PSOE solo se mantiene en Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra.

Lo que realmente no me esperaba era la escueta declaración de ayer de Pedro Sánchez, en comparecencia sin preguntas, anunciando la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales para el 23 de julio. Sinceramente creía que, pasase lo que pasase, agotaría la legislatura al máximo y que se iría en diciembre al Consejo de Estado con un fin de fiesta como presidente del Consejo de la UE. Sin embargo, ha optado, vista la hecatombe, en adelantar las generales y en seguir en campaña con una estrategia a la ofensiva. Y lo ha hecho en plan electoralista, destacando su gestión, las «bondades» de sus leyes, entiendo que incluyendo, entre otras, la del «si es si» o la eliminación de la sedición y, de camino, tratando de meter miedo con posibles pactos. Que curioso que la fecha electoral indicada coincida con las negociaciones para formar los gobiernos autonómicos tras las elecciones del domingo. Ni siquiera ha tenido el detalle, aunque fuese forzado, de felicitar a los ganadores como pasa siempre en estos casos. En definitiva, seguimos en campaña y esta segunda fase hasta julio va a ser de todo menos sosegada porque, con las palabras de la comparecencia, ya podemos imaginar por donde va a ir el lema, y el tono, electoral del candidato. Que Pedro Sánchez vuelve a presentarse como tal parece indudable ya que, en estos dos escasos meses para la fecha de las generales, poco tiempo de maniobra tienen los que pudieran acabar con el sanchismo desde dentro. A la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, o al ministro de Consumo, Alberto Garzón, les ha faltado tiempo para ponerse en «modo» electoral; pocas horas de descanso y reflexión les ha dejado el presidente. Definitivamente, una falta de cortesía ante propios y extraños. Podría haber esperado 24 horas a que los perdedores del domingo asumiesen su derrota y a que los ganadores tuvieran un día de relajación. Hasta el pobre Tezanos va a tener que hacer un refrito de sus análisis porque no le va a dar tiempo para inventarse más.

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