OPINIÓN

No soy una 'focking' bestia

A este paso, va a haber que focking emigrar algún día. Y se nos va a quedar una cara de focking tontos

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A las cuatro de la madrugada todavía no corría ni un poco de aire. He llegado a tener fiebre. Van así tres días. Desde que dejé el curro estoy en busca de otros curros que esta semana no he podido empezar porque, ya ves, el cuerpo no me ha dado. Escribo esto de casualidad, sabes. No por pasta, precisamente. Debería tomarme un paracetamol, echarme un cubo de agua encima y mandaros a todos a tomar viento. Escribir, no tengo ni idea de por qué uno sigue escribiendo. Creo que he llegado a delirar esta semana. En mi cuarto, ni una brisa, y yo mirando el techo y las pantallas. La sensación de que no tengo un duro. La certeza de que no tengo un duro. Lo de la fiebre lo intuyo porque hace un tiempo se me rompió el termómetro, pero sé perfectamente cuando el cuerpo se me agota porque lo he sentido ya muchas veces y sucede, sencillamente, cuando el cerebro me peta. Somatizo. Es así desde chico.

El delirio tiene su cosa graciosa, también. Mando unos audios que te partes. Todo somnoliento, en babia, te ríes porque es verdad. Solo canto cuando deliro. Eso también es gracioso. Canto tan mal que los demás se creen que es de coña. Cuando desaparezco me llama mogollón de gente y cuando no, están los de siempre. Es una red extraña. Estoy bien. Me he puesto a ver vídeos estos días. Escribo mucho sobre mi generación, pero solo me importan mis amigos. TikTok. Aquí hay gente que baila, fascistas y gente que es fascista y aún no lo sabe. Navegando (no sé si todavía se dice así), he encontrado un tipo. Llados. No sé qué narices significa su nombre todavía. El tipo está petado. Como tengo yo el cerebro, pero todo junto y a la vista. Tiene unos tatuajes en el pecho petado que le llegan hasta el cuello. Parece que no tiene cuello.

En el primer vídeo que vi me mandó a hacer «burpees» y comprarme un «lambo», estar «alineado con mi conciencia». A todo le añade un 'focking'. Focking esto, focking lo otro. Estoy sudando como un cerdo y tengo un punzón en el lado derecho de la cabeza. Me palpita. Sigo mi estudio antropológico. Intento entender. Siguiente vídeo. «Usamos los rólex, entrenamos con los rólex, usamos los lambos». Creo que un lambo es un coche.

Siguiente vídeo. «Elefantes enormes atados con una correa con un palo de madera, clavado en la tierra». Querido, no te pillo. Siguiente vídeo. Me levanto mientras a por agua. Lo dejo de fondo. En este vídeo Llados me dice que los alquileres están muy caros, que me vaya a vivir con otras 12 personas. Vale. Me está punzando la cabeza. Me voy a salir a la ventana. Sabes, el problema del calor no es tanto el calor como que solo tengo ventiladores y estos mueven el calor de un lado a otro y al mismo tiempo me seca la garganta. Siguiente vídeo. «¿Tú piensas? Me da igual, tú estás por debajo, cabrón, cállate». Uy. Llados se enfada de vez en cuando. Tampoco le he visto sonreír mucho. Al menos sinceramente. Me voy a encender un piti. Dicen que hay una cosa que se llama desrealización, lo encontré el otro día en Google. En definición es una alteración pasajera de la percepción o de la experiencia del mundo exterior del individuo de forma que este se te presenta como extraño o irreal. El consumo prolongado de tabaco ayuda, dicen. Y yo estoy un poco así. Llados me desrealiza. Aunque a lo mejor se cruzan nuestras mentes.

En el siguiente vídeo está hablando de Edison y la bombilla y que sus mentes se cruzan. No me jodas. Yo no quiero. No sé, nuestro grado de afinidad es ínfimo, Llados. No hay por qué exponerse. Me estás hablando de elefantes y yo no te focking pillo. Aquí en la ventana hace algo de brisa. Siguiente vídeo. Ahora hay muchos chavales. Tienen «panza», dice Llados. Vale. El muchacho con «panza» hace burpees. Le obliga a gritar «Di, soy una focking bestia». El muchacho se descojona en la cara de Llados. Supongo que el primer paso hacia la fe es complejo. «Di, soy una focking bestia». Y el chaval lo dice al final. Con su panza y todo. Me miro la panza. Yo no soy una focking bestia. Me meto en la cama otra vez. Miro al techo. Dejo la pantallita. Me acuerdo de que faltan 10 días para las elecciones. Aquí la gente está derritiéndose. Hay sitios donde hay incendios un día sí y otro también desde hace años, sabes. A este paso, va a haber que focking emigrar algún día. Y se nos va a quedar una cara de focking tontos.

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