Madrid, modelo a seguir, no a perseguir

Tanto el vicepresidente de la Comunidad de Madrid como el consejero regional de Hacienda y Función Pública salieron ayer al paso de la propuesta planteada el pasado jueves por la ministra de Hacienda en funciones, decida a «armonizar» la fiscalidad de las distintas comunidades autónomas para evitar los efectos de lo que califica de «dumping fiscal». Desde 2005, cuando Esperanza Aguirre comenzó a reducir los impuestos de Sucesiones, Patrimonio y Donaciones, Madrid ha basado su política económica en la rebaja de la presión tributaria, lo que se ha traducido en un aumento progresivo de la inversión, la creación de empleo y la generación de riqueza, hasta desplazar a Cataluña como motor de la economía nacional. Estos cimientos permitieron a Madrid sobrevivir en mejores condiciones a la crisis de hace una década y lograr un nivel de bienestar muy superior al de otras regiones. Lejos de aplaudir y asimilar esta modélica política fiscal, el PSOE trata ahora de cuestionarla y limitarla con un amago intervencionista, especialmente paradójico en un momento en el que, ante la pasividad crónica del Ejecutivo de Sánchez -en este caso muy pendiente de corregir hechos diferenciales-, la auténtica «desarmonía» que sufre España es la que procede de la Generalitat de Cataluña.

El frenazo que reflejan todas las variables económicas va a obligar al Gobierno, de lograr su objetivo de seguir activo tras el 10-N, a aumentar la presión fiscal para financiar su irresponsable programa de gasto. En este escenario, el ejemplo de Madrid, cuya presidenta acaba de anunciar nuevas rebajas tributarias, representaría para el PSOE la prueba del nueve de que se pueden hacer las cosas de una manera que está en las antípodas de su modelo, inoperante y ruinoso. Bajando impuestos.