Cinismo e irresponsabilidad del PNV

EL PNV celebró ayer su día grande con una nueva manifestación de su tradicional capacidad para estar al plato de la demagogia y a las tajadas de la política española, una posición que el separatismo catalán ha hecho ya imposible y que, sin embargo, la formación nacionalista se empeña en perpetuar, voz en alto, ante sus fieles. El PNV es consciente de que debe elegir entre los encapuchados que ayer ocuparon varios peajes catalanes y las fuerzas políticas que le tienden la mano para negociar los Presupuestos del Estado y garantizar el bienestar de los contribuyentes, incluidos los vascos. Sin embargo, y de cara a la galería, prefiere seguir en sus trece por meros intereses electorales.

El presidente del PNV insiste en que su partido no apoyará los Presupuestos mientras el artículo 155 siga vigente en Cataluña. Al igual que sucedió el pasado otoño, los peneuvistas vuelven a clamar contra el 155, a sabiendas de que la inacción del Gobierno habría supuesto un golpe mortal al Estado de Derecho, al tiempo que la reacción posterior del resto de España hubiera sido peor para los intereses vascos, tal y como quedó de manifiesto con el reciente cuestionamiento del cupo por parte de algunos grupos parlamentarios.

Su falsedad en torno al problema catalán no puede ser mayor porque, para empezar, gobiernan con los socialistas, que están a favor del 155, y porque dicho artículo está contenido en la Constitución, la misma que garantiza el cupo y el autogobierno vasco. Lo que en realidad quiere el PNV es que en Cataluña se forme gobierno cuanto antes para, de este modo, firmar los Presupuestos y evitar males mayores para sus intereses, como, por ejemplo, un adelanto electoral que beneficie a Ciudadanos. Su doble lenguaje, montaraz cuando toca y responsable cuando le conviene, denota un elevado grado de cinismo.