Tribuna Abierta

Barça, zozobra, Cataluña

En Cataluña, la zozobra va mucho más allá del Barça. En cuanto a la pandemia y la economía, en otoño lo peor puede estar aún por llegar

Leo Messi, estrella del Fútbol Club Barcelona EFE

Adam Casals

Los símbolos son importantes. Desde hace años, el FC Barcelona ha insistido en lucir con orgullo y prominencia la señera catalana en las camisetas. Las cuatro barras forman parte del escudo y el club ha sido siempre sinónimo de catalanidad. En sus buenos tiempos, el equipo representó también al fair play, la alternativa y el triunfo, y eso le ayudó a ser querido en tantos lugares de España y del mundo. Ahora, la escandalosa derrota por 2 a 8 en Lisboa cobra significado más allá de lo que es un simple partido de fútbol. El Barça es una marca global y cuando hace el ridículo se resienten también, en los titulares, las marcas de Barcelona, Cataluña y España.

La noche de la debacle, nadie podía dormir en la Ciudad Condal, y no era por las altas temperaturas. Las tertulias radiofónicas resumían la situación. «El problema del Barça no es el entrenador; es estructural». «No es el resultado de un partido; esto viene de largo». «Es necesaria una reestructuración de muchas cosas”. “Lo peor que puede pasar en esta vida, es que no sepas hacia dónde quieres ir». «Este es el Barça del sí pero no, del no pero sí, del hacer ver que te crees unas ideas y después no querer ponerlas en práctica». «Tenían claro que querían destruir el legado que les habían dejado, pero no sabían qué querían construir». En definitiva, este es un Barça que «ha perdido el rumbo». «La deriva no es nueva» y ante eso, «¿es necesario alargar el calendario un año más?». «La situación es grave como para hacerse a un lado».

Mientras oía la indignación de contertulios y entrevistados en las distintas emisoras, pensaba en las 20 personas que acababan de fallecer, víctimas del covid en Cataluña. Un día más, se superaban los 1.000 contagiados. Según el confuso recuento de la Generalitat, muy pronto se llegará a los 13.000 fallecidos, la horrible cifra que dio en su día la Consellera de Salud, Alba Vergés, en su funesta previsión del mes de Marzo para «el peor de los escenarios» posibles. Me pregunté si el deber de un responsable de salud es prever muertos o salvar vidas. En su día, Cataluña encabezó los ránkings de mortalidad por habitante en Europa, para liderar meses más tarde la precocidad y virulencia en los rebrotes. Se ponía de manifiesto la lentitud a la hora de tomar medidas, el caos en la gestión, la ausencia de rastreadores y la arbitrariedad en los protocolos de trazabilidad. A su vez, el aumento de contagios provocaría la reacción, quizás a veces apresurada, de nuestros socios europeos, la ruina de muchos empresarios, y en paralelo, el aumento de casos en varias regiones españolas. Madrid había superado a Cataluña en generación de PIB —otro símbolo—, Nissan se iba de Barcelona y el parón de la locomotora catalana lastraba las cifras de crecimiento en España, uno de los países de la UE más afectados por la crisis. Sin embargo, todo eso parecía no importar. Recientemente, en un pleno del Parlamento se insultaba gravemente a la Monarquía, y con ello no solamente al Reino de España, sino también a muchos países amigos. El President Torra fue el único en no acudir a la cumbre en la que se negoció el alcance de los fondos europeos, pero encontraba tiempo para pedir referéndums. Si el Barça sufrió la peor derrota de su historia reciente, Cataluña se encuentra en su peor momento en muchas décadas.

El Bayern también es un símbolo para los bávaros. El Freistaat o Estado Libre de Baviera defiende con orgullo su Heimat, sus tradiciones e identidad. Pero nadie pierde el tiempo en discusiones identitarias. Baviera está integrada y es leal a la República Federal alemana. Motor de la economía, líder en innovación tecnológica y sostenibilidad, es uno de los Länder más dinámicos y está combatiendo con notables esfuerzos al virus; no exentos de algunos errores, como en todas partes. A día de hoy, con una población que es casi el doble de la catalana, Baviera ha registrado unos 2.600 fallecidos de covid. Son muchos, demasiados. Sin embargo, son cinco veces menos que en Cataluña. El Robert-Koch Institut está preocupado por la segunda ola, que también llega a Alemania, ahora que la gente vuelve de vacaciones y empieza el curso escolar. La afectación para la economía es grave, pero no alcanza las dimensiones de Cataluña. El Presidente del Freistaat, el conservador Markus Söder, es un líder carismático y bien valorado, y se perfila como un posible sucesor de la Canciller Federal Angela Merkel. ¿Se imaginan algo así en España?

La noche del partido, lo que más dolió a los culés, entre los que me incluyo, fue el doblete de Coutinho. El fichaje más caro de la historia del Barça, que costó una millonada, fue cedido al Bayern para que nos acabara marcando dos goles en cuartos de final de Champions. Abrumado por el pletórico resultado, el presentador de la televisión alemana llegó a decir que «algo va a cambiar en Cataluña». En Twitter, como tantas veces, lo entendieron mal. Acabado el partido, Gerard Piqué dio la cara, pidió que se tomen decisiones y ofreció irse. Fueron unas declaraciones atrevidas de un jugador consciente de la zozobra en el club. Al oírle, no pude evitar echar de menos esa actitud en algunos de sus paisanos en la política. En Cataluña, la zozobra va mucho más allá del Barça. En cuanto a la pandemia y la economía, en otoño lo peor puede estar aún por llegar. Inevitablemente, cada día serán más los que quieran hablar con claridad.

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