Los petroleros se van a pique

El contrato para construir en los astilleros de Ferrol y de la Bahía de Cádiz seis petroleros (dos ahora y cuatro en dos fases posteriores) está prácticamente muerto. Navantia ha vendido la piel del oso antes de cazarlo o, más bien, antes de atar todos los problemas adicionales que surgen en cualquier negociación. Uno de los mayores obstáculos que debe sortear este acuerdo es, precisamente, su financiación y, sin embargo, no hay nada resuelto. El armador Ondimar, que desarrolla este encargo naval, quiere que se aplique a la operación el denominado 'tax lease'. Se trata de ventajas fiscales que conllevan hasta un 30% de descuento en el impuesto de sociedades. Sin embargo, esta fórmula tiene algunas aristas que perjudican notablemente la viabilidad del acuerdo.

España ha estado sancionada por Europa durante la última década por aplicar de forma abusiva esta fórmula entre los años 2002 y 2007. Varios países denunciaron ante la Comisión Europea de la Competencia a nuestro país por competencia desleal. El gobierno comunitario decidió entonces imponer una sanción administrativa a España en lugar de una multa económica. Durante los últimos diez años los astilleros españoles solo han podido construir un 20% de encargos civiles. Ahora Europa negocia si se sanciona a España por las supuestas ayudas ilegales que percibió su industria naval entre 2008 y 2011. La resolución de Europa es clave para que el encargo de los petroleros salga adelante. Mientras que esta incógnita no se resuelva, el contrato de los petroleros es inviable y todo apunta a que Ondimar se lo lleve a los astilleros asiáticos. De cualquier forma, esta situación no es nueva. El Ministerio de Hacienda, responsable de Navantia, sabía que el asunto del 'tax lease' era clave para el contrato y, pese a todo, Navantia ha seguido anunciando un acuerdo por entregas sin tener todos los flecos atados. Ahora podemos pagar las consecuencias.