CONSERVACIÓN

La silenciosa banda sonora de las aves

Un estudio del CREAF evidencia que debido a la disminución de especies de aves, la banda sonora de la naturaleza generada por los pájaros es cada vez más simple y poco heterogénea

Gorrión pantanero cantando Robert Lachlan

Natural

Los sonidos naturales facilitan nuestra conexión directa con la naturaleza, y hace tiempo que la ciencia ha puesto en evidencia que el canto de los pájaros mejora nuestra salud física y bienestar psicológico. Pero las propiedades favorables de los paisajes sonoros naturales están cambiando, debido a la disminución de las poblaciones de aves y su nueva distribución geográfica. Algo que, en gran parte, se atribuye al cambio climático. Como consecuencia, el trino de los pájaros se está modificando y los cantos de las aves al amanecer son cada vez más sigilosos y menos variados .

Para reconstruir los paisajes sonoros de más de 200.000 lugares en los últimos 25 años, un equipo internacional de investigadores ha desarrollado una nueva técnica que combina datos de seguimiento de aves obtenidos mediante observaciones de ciencia ciudadana, con grabaciones de especies individuales al aire libre. El trabajo contempla ubicaciones en Europa y Norteamérica y está dirigido por Simon Butler, de la Universidad de East Anglia (Gran Bretaña). El estudio buscaba suplir la carencia de registros sonoros históricos de la mayoría de las ubicaciones, por lo que era necesario desarrollar un nuevo enfoque para resolverlo. El resultado es el artículo 'Bird population declines and species turnover are changing the acoustic properties of spring soundscapes' publicado hoy en la revista Nature Communications.

Lluís Brotons, investigador del CSIC en el CREAF, ha intervenido en el estudio y atribuye la disminución generalizada de la biodiversidad e intensidad sonora de las aves en especial a los cambios en la composición de sus comunidades. «El resultado indica que, debido a la disminución de especies de aves, la estructura acústica de los paisajes sonoros naturales generada por los pájaros es cada vez más simple y poco heterogénea», afirma Brotons. Estos resultados sugieren que la banda sonora compuesta por la naturaleza es cada vez más silenciosa. De acuerdo con el director del estudio, Simon Butler, «una de las vías fundamentales a través de las cuales los seres humanos se relacionan con la naturaleza está en declive crónico, con implicaciones potencialmente amplias para la salud y el bienestar humanos«.

Este proyecto dirigido por la universidad británica ha contado con especialistas en ornitología y científicos de centros e institutos de Austria, Bélgica, Chequia, Dinamarca, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Holanda, Noruega, Polonia, Rumanía y Suiza.

Paisajes sonoros

Para reconstruir los paisajes sonoros históricos, se combinan los datos de los recuentos anuales de aves de los enclaves de North American Breeding Bird Survey y Pan-European Common Bird Monitoring Scheme con las grabaciones de más de 1.000 especies de Xeno Canto, una exhaustiva base de datos en línea que pone a disposición el trinar de cantos y llamadas de aves de todo el mundo.

A continuación se cuantificaron las características acústicas de estas realidades sonoras mediante cuatro índices diseñados para medir la distribución de la energía acústica a través de las frecuencias y el tiempo. Estos índices se basan en la complejidad del canto y la variedad de las especies que contribuyen, pero cuantifican la diversidad y la intensidad de cada paisaje sonoro en su conjunto.

Los investigadores afirman que la relación entre los cambios en la estructura de las comunidades de aves y las características del paisaje sonoro resultante no es fácil de predecir. El primer investigador del trabajo explica que «dado que las personas oímos más que vemos a los pájaros, es probable que la reducción de la calidad de los paisajes sonoros naturales sea el mecanismo a través del cual notemos más el impacto de la actual disminución de la población».

Catriona Morrison, investigadora postdoctoral de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UEA y responsable de los análisis, apunta que «en general, descubrimos que los lugares que han experimentado un mayor descenso en la abundancia total y/o en la riqueza de especies también muestran un mayor descenso en la diversidad e intensidad acústica . Sin embargo, la estructura inicial de la comunidad y la complementariedad de las características de las llamadas y los cantos de las especies también desempeñan un papel importante a la hora de determinar cómo cambian los paisajes sonoros».

Por ejemplo, la pérdida de una especie como la curruca de los sauces, que entona un canto rico e intrincado, probablemente tenga un mayor impacto en la complejidad del paisaje sonoro que la pérdida de una especie de córvido o gaviota estridente . Esto dependerá también de la cantidad de currucas de sauce que haya en el lugar y de qué otras especies estén presentes. En palabras de Catriona Morrison, «desgraciadamente, estamos viviendo una crisis medioambiental global, y ahora sabemos que la disminución de la conexión entre las personas y la naturaleza puede estar contribuyendo a ello».

A medida que nos volvemos colectivamente más conscientes de nuestro entorno natural, también empezamos a notar o a preocuparnos de manera más determinante por su deterioro. Estudios como el publicado en Nature Communications se orientan a aumentar la conciencia de estas pérdidas de forma tangible y relacionable y demostrar su posible impacto en el bienestar humano.

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