Marc Márquez, celebrando su título. / Brandon Malone (Reuters)
A Marc Márquez le encanta el suspense, y casi siempre, sea por voluntad o por circunstancias ajenas, pone una buena dosis en emoción en sus triunfos. Pero esta vez no quería sorpresas, porque hace una semana una caída bajo la lluvia le impidió sentenciar en Sepang, y no quería llegar a la última carrera de la temporada en Valencia con el campeonato aún abierto. Solo necesitaba sumar dos puntos, terminar la carrera entre los 14 primeros, o que Pol Espargaró, su rival durante todo el año, no ganara. Una combinación muy factible (sobre todo lo primero, porque Pol se empeñó de lo lindo en no dar facilidades), pero había que hacerlo. Y Marc lo hizo, sí, controlando la carrera sin grandes sobresaltos, pero sin renunciar a su propio estilo: no quiso, o no pudo, perseguir a un Espargaró implacable, pero peleó en la última vuelta para cerrar el título desde el podio. Y, como casi siempre, le salió bien.
"Corre como siempre, porque si te descentras es peor", le había dicho antes de la salida su manager y padre deportivo, Emilio Alzamora. Y así lo hizo Marc, que salió bien tras un impetuoso Nakagami, y lideró la segunda vuelta. Pero Espargaró había demostrado tener un ritmo trepidante en los entrenamientos, y no tardó en imponer su ley. Pol se puso primero en la tercera vuelta, y se escapó, esta vez sin que Marc Márquez intentara seguirle. Tampoco era una empresa fácil, porque el piloto del Tuenti Pons Racing estaba en estado de gracia, y encadenó una vuelta rápida tras otra hasta batir el récord del circuito, y cruzar la meta como vencedor con una insultante ventaja de 16 segundos. "Ha sido la mejor carrera de mi vida, me he divertido muchísimo pilotando", afirmó Espargaró tras lograr su cuarta victoria de la temporada.
"P4 OK"
Mientras Pol volaba, Marc Márquez rodaba plácidamente a rueda de Scott Redding, dejando pasar las vueltas hasta el momento de llegar a meta como nuevo campeón del mundo. Pero como no sabe ir de paseo, Marc tenía previsto atacar a Redding al final, y la empresa se complicó un poco más cuando llegó como una exhalación Anthony West. El piloto australiano venía de subir al podio en Malasia bajo la lluvia tras una temporada muy discreta, y estaba dispuesto a darlo todo para repetir cajón ante su público. En esa tesitura, y a dos vueltas para el final, Emilio Alzamora le mostró en la pizarra el mensaje "P4 Ok", indicando a Marc que no entrara en batallas y se limitara a completar la carrera y amarrar el título. Pero a Márquez ya le hervía la sangre, había estado a punto de comerse a Redding en un par de frenadas, y cuando vio que el inglés entraba largo en la última curva (West ya les había superado) no dudó en colarse por el interior. "Quería celebrarlo con un podio", se justificó el campeón.
Tercero bajo la bandera de cuadros, y explosión de euforia: Marc se detuvo en la vuelta de honor para que su hermano Álex le entregara la bandera española, el casco especialmente decorado para la ocasión y el peto con un gran número 1 que se puso para festejar el título, al mismo tiempo que José Carrión, el coordinador del equipo, pegaba otro número 1 en el carenado de la Suter.
Un invierno de pesadilla
Después, los abrazos para papá Julià y para todos los miembros del equipo, la guerra de cava en el podio y las primeras declaraciones, aún preso por la emoción. "Es increíble, estoy contentísimo después de un año muy duro, porque en invierno sufrimos mucho con la lesión, y hasta llegué a temer que no podría volver a correr", dijo Marc, recordando los problemas de visión que le atormentaron durante meses. "Doy las gracias al equipo, que ha estado siempre formidable y me apoyado mucho, sobre todo en los momentos más difíciles. Somos una piña y esa es la clave de nuestro éxito". El campeón se acuerda, y mucho, de las barbacoas que le organizaban sus mecánicos cuando no podía entrenar, en pretemporada.
"No ha sido fácil porque Pol ha hecho un gran campeonato, le felicito, y todas esas victorias en la última vuelta, sacándole sólo cinco puntos pero aumentando poco a poco la ventaja, han sido la clave", analizó Marc, elogiando a su rival. "Seguro que nuestros duelos han sido muy bonitos por la afición". Ahora le espera MotoGP, donde se codeará con los mejores pilotos del mundo, pero antes quiere disfrutar de la última carrera de Moto2 en Valencia. "Ni siquiera he pensado en el test post carrera donde probaré por primera vez la Honda de MotoGP, ahora toca disfrutar del momento y despedir el año con una gran carrera en Valencia".
