Conde, con uno de los aviones no tripulados desarrollados en Rozas
Conde, con uno de los aviones no tripulados desarrollados en Rozas - xunta

El interés por Rozas multiplica los contactos entre empresas

El conselleiro de Economía e Industria, Francisco Conde, visita el aeródromo que aspira a liderar el mercado de drones

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Lugo no tiene aeropuerto, pero cuenta con un aeródromo que pronto será la envidia del territorio español si se cumple el guión que la Xunta ha planificado para él: pasar de ser un viejo recinto en el que la actividad languidecía a convertirse en un referente europeo en el mercado de aviones no tripulados para uso civil. Su vieja torre, que se ha quedado anticuada para las actuales medidas de seguridad, no tardará en será remozada. Y todas las instalaciones serán mejoradas y ampliadas para facilitar la llegada de un socio tecnológico que el Gobierno autonómico ya ha comenzado a buscar esta misma semana.

Durante los dos últimos días se ha desarrollado en Compostela una jornada de trabajo donde más de 200 empresas han entablado contactos. Han participado desde pymes gallegas hasta multinacionales como Airbus y Boeing.

Sus siglas podrían asustar a las más pequeñas, pero el planteamiento de la Xunta no ha tardado en evidenciar que quien quiera llevarse el gato al agua, esto es, hacerse con el contrato de 25 millones de euros que le permitirá instalarse en el recinto de Rozas, en Castro de Rei, tendrá que esforzarse. Cualquier aliado, con independencia de su tamaño, puede ser clave.

La fórmula diseñada por el departamento de Industria, muy novedosa desde el punto de vista jurídico, ya ha obligado a las distintas compañías a «multiplicar» sus reuniones, según constataba ayer el conselleiro Francisco Conde. En diciembre se rubricará el acuerdo después de un proceso competitivo en el que irán quedando las ofertas que más se ajusten a lo exigido por la Xunta, de ahí la necesidad de estudiar cualquier alianza porque un mínimo detalle podría llegar a decantar el veredicto. Se dice, incluso, que los representantes de una empresa israelí se vieron con la inmensa mayoría de los presentes.

Acompañado de Bartolomé Marqués, subdirector del INTA (Instituto de Tecnología Aeronáutica, dependiente de Defensa), Conde se desplazó este martes al aeródromo de Rozas para desgranar el proyecto real sobre plano a algunos de los potenciales clientes. En la zona ya han comenzado las obras, pues la inversión no solo se centra en el citado contrato, sino en otros 10 millones para convertir este espacio en un parque aeronáutico puntero y otros 20 para adquirir tecnología innovadora. Esta apuesta ha sido elogiada por el sector y se suma a otro aspecto que, expertos reunidos en Rozas, insisten en que es casi inédito en Europa: un tráfico aéreo despejado y una meteorología propicia.

«Están en juego inversiones muy elevadas y desarrollar proyectos que garantizan empleos de alta cualificación, además de asentar el tejido productivo», expuso Conde, que ve en esta propuesta «una oportunidad de actualización para la provincia de Lugo». No obstante, matizó que el beneficio redundaría en otros puntos de la Comunidad, puesto que en Vigo y Orense ya hay industrias vinculadas a esta idea y otros sectores como la automoción o el naval podría también aportar parte de su conocimiento.

Pista de 1,2 kilómetros

Técnicos de Defensa, que han planificado para Rozas un Centro de Investigación Aerotransportada en el que ya vienen desarrollando iniciativas propias, explicaron que cuenta con una pista de aterrizaje de 1,2 kilómetros y avanzaron la construcción de un nuevo hangar. Para permitir que las empresas pueden maniobrar con confidencialidad —pues en algunos casos pueden hacer prototipos aún sin comercializar— se reforzará la seguridad con un vallado de 9 kilómetros de perímetro que ha tenido que adaptarse a un peculiar habitante: el zarapico, un ave en peligro de extinción que anida en el lugar.

«Queremos que el cliente no tenga que venir con su laboratorio y sus herramientas a cuestas», señaló Marqués. Por ello, Rozas estará equipado con todo lo necesario a ese respecto. La torre de control tendrá un radar ahora inexistente y un servicio meteorológico propio del que se encargará la Universidad de León, a quien se ha persuadido para trasladarse desde Zaragoza. Desde Torrejón de Ardoz también se moverán un tipo de cámaras que permiten hacer un seguimiento certero de las naves. Precisamente desde Madrid ya se han acercado muchas empresas para testar sus proyectos dado que la confluencia de Barajas y de otros aeródromos cercanos impide hacerlo allí. En pocos meses Rozas realizará exhibiciones… y Lugo empezará a alzar el vuelo.

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