Joy I., principal acusada, en la última jornada del juicio que se celebró en Vigo
Joy I., principal acusada, en la última jornada del juicio que se celebró en Vigo - efe
Juicio en Vigo

Rebajan a 45 años la petición de pena para la red acusada de trata

La considerada cabecilla de la banda que traía a nigerianas de Africa a Europa pide perdón en la última sesión del juicio

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«Si mi delito fue acoger a inmigrantes en mi casa, pido perdón, no lo volveré a hacer». Estas eran las últimas palabras de Joy I., considerada la cabecilla de una red de trata de mujeres, esclavas sexuales de origen africano a las que obligaban a ejercer la prostitución bajo amenazas vinculadas con ritos de vudú. En la tercera y última jornada de la causa que se siguió en Vigo contra ésta, su marido Osaretin U. y su hermano Frank Isaac O.I, la Fiscalía acordó rebajar las penas de 65 a 45 años, atendiendo a la reforma legal de 2010 sobre los delitos de tráfico de inmigrantes y trata de seres humanos.

El Ministerio Público, al igual que la acusación particular —solicita 37 años—, modifica su petición, pero mantiene que los tres nigerianos integraban un grupo criminal dedicado a captar jóvenes que traían en patera a Europa.

En concreto, pide para Joy I. 21 años y medio de prisión por pertenencia a grupo criminal, inmigración clandestina y trata de seres humanos (en concurso con otros delitos) y contra la integridad moral de dos menores — acogidos en su casa y que presentaban claros signos de desnutrición—. Por los mismos delitos, salvo el de trata, solicita para su marido 12 años y medio, acusado además de falsedad documental —falsificó dos permisos de residencia—. Para Frank Isaac, hermano de la principal acusada, reclama penas que suman 11 años.

En sus conclusiones finales, la fiscal sostuvo que quedó acreditada la comisión del delito de inmigración clandestina, «en connivencia entre Joy y su hermano Peter», quien captaba a las víctimas en Nigeria y las mandaba hacia España. Mientras tanto, la acusación particular destacó la «violencia desplegada contra ellas y el uso de menores como medio de coacción». En esta última sesión del juicio que quedó visto para sentencia declararon varios de los testigos policiales que intervinieron en la detención de los acusados y en el registro de su domicilio.

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