Coleman trabaja en una instalación del lenguaje del «Pájaro Pi»
Coleman trabaja en una instalación del lenguaje del «Pájaro Pi» - abc

Eugenio Granell y Sara Coleman comulgan con el surrealimo

La diseñadora reinterpretará a Granell en una exposición el próximo abril mientras éste ocupa el Centro Cultural Marcos Valcárcel de Orense

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La diseñadora Sara Coleman da el salto y sin vértigo. Se ha decidido a ocupar a partir del mes de abril la Fundación Eugenio Granell de Santiago de Compostela para reinterpretar el lenguaje del genial . Se queda con una parte. Con aquella que tiene que ver con la interpretación del «Pájaro Pi» y lo que es para los surrealistas el idioma de los pájaros, un concepto que se encuentra en las más diversas tradiciones culturales, desde la antigüedad hasta nuestros días, y por el que se entiende la capacidad de unificación del lenguaje que hace posible la narración mítica del mundo. Valiéndose de ese léxico polifónico se sirve Coleman para atreverse a comulgar con Granell y establecer un código atemporal.

Su propuesta visual se describe por la propia autora como «unos hilos conectados de una pared a otra», para hacer real «un mundo híbrido que conecta el textil con el arte y prolonga la creación». De esta forma Sara Coleman consigue, según apunta la crítica, Lola Dopico, que «las piezas parezcan suspendidas en un esqueleto etéreo, como la estructura ingrávida de un código genético destilado a partir de una intención de representar lo esencial más allá de lo que es tangible».

«Universal y atemporal»

Y ese lenguaje universal y atemporal es lo que ha conseguido crear con su obra el polifacético Granell. La exposición del Centro Cultural Marcos Valcárcel de Orense acredita su trabajo y lo compila en el «Diario de un sueño encontrado», que comienza a construirse en 1939 y se prolonga hasta 2001. La exposición recrea los encuentros del artista, que influyen directamente en su creación. En el orden de confluencias aparece André Breton y Marchel Duchamp. El espacio expositivo se articula en bloques temáticos que se hacen eco de su obsesión buscada con la Guerra Civil, y que reflejan su ideal republicano en una asociación directa con la libertad. Utiliza la ironía y una apuesta pensada sobre todo aquello que conduzca a la «liberación».

Las obras de Eugenio Granell mantienen una relación muy interesante con el espacio. El contexto juega un papel fundamental a la hora de componer sus obras, ya que la mayoría hacen referencia a lugares importantes de la contienda fratricida.

La exposición refleja el sistema de creación graduada, las temáticas son constantes y reaparecen de una forma intercalada en el tiempo, a través de obras de diferente formato y soporte, aunque el regreso definitivo a España en 1985 desencadena un conjunto de recuerdos que propicia la creación de piezas destacadas, entre ellas, «Crónica de los Fiscales de los años horrendos» en 1986.

La colección de Orense, según el crítico, Eduardo Valiña, define perfectamente el espíritu de Granell: «Amor, poesía y libertad, tres pilares fundamentales para entender su discurso plástico».

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