El alcalde de Lugo, a la entrada del ayuntamiento
El alcalde de Lugo, a la entrada del ayuntamiento - miguel muñiz
entrevista | Alcalde de lugo

López Orozco: «Nunca les pediré ni a Rajoy ni a Feijóo un aeropuerto para Lugo»

Uno de los regidores más veteranos habla para ABC de su ciudad y de la actualidad gallega. Siempre prudente, también desliza críticas

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—Dieciséis años de alcalde en Lugo. ¿En qué ha cambiado la ciudad?

—En tres cosas fundamentales. En primer lugar, las personas han ganado autoestima por ser de Lugo. También en el conocimiento de la ciudad: estamos en todos los sitios. Y por último, creo que la declaración de la Muralla como patrimonio mundial y todas las obras que hemos hecho en Lugo, de centros sociales, zonas ajardinadas, recuperación de patrimonio... Hemos recuperado el centro, pero también los barrios.

—Esa declaración de la Muralla por la Unesco, ¿supuso un antes y un después en el Lugo reciente?

—Sí, lo fue. Porque tomamos conciencia de que trabajando juntos podíamos conseguir nuestros objetivos, y tuvimos ayuda de instituciones y personas de fuera de Lugo y de Galicia.

Pero no es menos cierto que fue un hito tomado muy en serio por todos los lucenses y lo logramos entre todos.

—¿Qué retos tiene Lugo para este siglo XXI?

—Fundamentalmente tres. El primero, empleo para los lucenses. Saber que hoy tenemos una ciudad cambiada, universitaria, respetuosa con su historia, pero la gente tiene que poder encontrar trabajo aquí para que se quede. No sólo por el hecho de fijar población, sino también para favorecer una renovación social. Otro reto esencial, compartido por la UE, es llegar a 2050 con cero emisiones de CO2. Y por último, darnos todavía más a conocer. Podemos ser una ciudad competidora en el turismo cultural.

—¿Qué pasa por la cabeza del alcalde de Lugo cuando asiste a las polémicas sobre aeropuertos?

—Que hemos perdido el momento histórico de tener un gran aeropuerto comunicado con todas las ciudades de Galicia. Ahora tenemos tres aeropuertos y se debe estudiar cómo ponerlos en valor. Uno de ellos tiene que ser internacional para que Galicia tenga salida al mundo sin pasar por Madrid.

—¿No cree que hay debates en la Galicia atlántica que no le interesan nada a la Galicia de interior?

—Creo que nos interesan, y no nos importa que se desarrolle el Eje Atlántico. Pero la Galicia interior no puede quedarse atrás. Si seguimos recibiendo fondos europeos porque no llegamos a los estándares mínimos es gracias a la Galicia interior. Para cambiar eso no queda más remedio que invertir aquí, donde padecemos dos problemas muy serios: el envejecimiento de la población y que nos estamos quedando sin gente. Eso se soluciona con una medida a la que ningún gobierno se ha atrevido, y es una ordenación del territorio seria y valiente. No me molesta que se desarrolle el Eje Atlántico, pero que no nos olviden, que no haya una Galicia de dos velocidades.

—¿Dónde encaja Lugo dentro del mapa de la Alta Velocidad?

—Es facilísimo: el AVE va a llegar a Galicia, a Orense. Pues tengamos una buena comunicación con Orense que nos ponga allí en 35 minutos, cosa que es posible. Así, tendríamos la oportunidad de coger los AVE para Vigo, Coruña y Madrid. Eso no es complicado, y nos permitiría hacer realidad el convenio firmado de la estación intermodal de Lugo. Yo tengo esperanza que el Gobierno retome esa rápida comunicación con Orense.

—¿Está pasado de fecha el localismo?

—Tiene que estarlo. Y para eso tenemos un gobierno autonómico que debe poner orden. Puedo comprender que todos pidan, porque yo también pido por Lugo. Alguien me tiene que decir «oye, eso es imposible». Pero que se lo digan también a los demás. Pasó algo así con la fusión de las cajas, con las peleas entre Vigo y La Coruña por ser la sede, mientras el dinero lo poníamos los de Lugo. Por eso un día alcé la voz.

—Podría decirle esto a Abel Caballero, compañero suyo y alcalde de Vigo...

—A Abel hay que entenderlo porque la Xunta se lo está poniendo muy difícil. Vigo es una ciudad muy pujante y que tiene muchas necesidades. Ahora bien, el localismo que no tenga sentido, que nos lleve a pensar sólo en nosotros y nada en los demás, debe haber alguien que ponga orden. Yo si pido ahora el Museo de la Romanización, ¿quién lo representa mejor que Lugo? O si pido un auditorio nuevo, éramos la única capital que no tenía.

—El PSOE fue muy crítico con la subida de Sogama y llegó a anunciar que no la pagaría. Pero Lugo ha abonado todas las facturas. Qué contradicción.

—Siempre la pagamos, estuvimos un tiempo sin hacerlo reclamando que nos desglosasen la factura para dejar aparte la subida y no abonarla. Pero como no lo hicieron, nuestros servicios jurídicos nos advirtieron de los peligros de no pagar. Esa subida del 34% es totalmente injusta y no la cobramos a los vecinos.

—¿Aplica la fórmula de los presupuestos participativos que propugna Besteiro en la vecina Diputación de Lugo?

—Este año haremos una primera experiencia. La democracia hay que ir mejorándola. Hemos reservado 500.000 euros para hacer unos presupuestos participativos, con un máximo de 10.000 euros por proyecto. Si sale bien, lo ampliaremos de cara al año que viene. Es la manera de que la gente vea dónde se invierte su dinero, y nos dice dónde hay que priorizar.

—¿Por qué tiene más valor la opinión de una asociación vecinal, que representa a unos pocos, que un gobierno legítimo de toda una ciudad?

—No es que tenga más valor, es que son apreciaciones distintas. Desde que yo soy alcalde siempre se le pidió a las asociaciones de vecinos dónde invertir el dinero. Y la coincidencia entre lo que solicitaban y lo que nosotros planeábamos era a veces casi total. Pero sorprende la creatividad y la imaginación de la gente.

—Habla de proyectos de 10.000 euros. ¿Se han acabado ya las grandes obras en los presupuestos?

—No, no. Tenemos grandes obras en los presupuestos, como la remodelación del polígono del Ceao, con 785.000 euros. Después, el auditorio ya lo vamos a tener. En el caso del Museo de la Romanización, tengo el compromiso de la Xunta de acometerlo a pesar del retraso por culpa de la crisis. Igual tenemos que pensar más qué obras realizar. Pero una cosa está clara. Yo nunca le pediré ni a Feijóo ni a Rajoy un aeropuerto en Lugo. Eso sería perder el tiempo y el dinero.

—Acaba de aprobar sus presupuestos en junta de gobierno, aprovechando una disposición de la reforma local que su partido tanto ha criticado. Tan mala no sería la reforma, ¿no?

—Es francamente mala, a pesar de que me ha permitido aprobar los presupuestos. Para atender los problemas de la gente, se gobierna mucho mejor con presupuestos que sin ellos. Pero tenga por seguro que si no hubiera existido esa fórmula, me habría sentado más con la oposición para negociar.

—Es uno de los pocos alcaldes capaz de alcanzar un acuerdo con el Partido Popular para realizar inversiones en la ciudad. ¿Por qué no le da la receta del acuerdo a Besteiro?

—Yo no doy consejos a nadie porque las circunstancias a veces son distintas. La verdad absoluta en política no la tiene nadie. Yo estoy acostumbrado al pacto. Pacté el plan general de ordenación municipal, por ejemplo.

—¿Los vecinos entienden que un partido apoye la investidura de un alcalde y al día siguiente se desentienda de su gestión y lo cuestione por sistema, como hace el BNG?

—Es difícil de entender. Creo que el BNG cometió un error muy grave que no sé si la gente se lo tendrá en cuenta.

—¿Orozco pactaría con Podemos?

—Orozco se va a presentar a unas elecciones en las que Podemos dice que no va a participar.

—¿Y se lo cree?

—Lo dicen y lo afirman, que van a disimularse en esas mareas. Eso sí que no lo entiendo. No hay política mejor y más cercana, pegada a la gente, que la municipal. Yo me presento a las próximas elecciones con el ánimo de que me voten, de seguir siendo alcalde de la ciudad, con una mayoría suficiente, y si no, ya hablaremos.

—¿Cree que es el fin del bipartidismo?

—Qué va. Es verdad que se va a producir algún cambio. La crisis pensamos que es únicamente económica, pero es mucho más profunda. Asistimos a un nuevo momento ante al que hay que dar soluciones distintas. Estamos ante una revolución social, política y económica. Los partidos que tenemos historia nos vamos a mantener. Somos más necesarios que nunca. El PSOE es el único que puede garantizar que este cambio que vivimos sea lo más igualitario para todos. Pero no es menos cierto que hay muchas cosas que tenemos que cambiar en nuestro comportamiento interno en el partido, en el externo con la gente, y en el ético y moral en las instituciones.

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