El Valencia sufre para regresar a la élite

El regreso a la Champions lo completó el Valencia con tremenda seriedad, sabiendo sufrir muchísimo y apeando a un enorme rival como el Mónaco. Cerró el círculo de la pasada temporada en el escenario donde logró la Supercopa de Europa en 2004. En un duelo intenso, con ritmo, en el que fue complejísimo romper la tensión que marcó el conjunto monegasco, que asfixió a los de Nuno en un segundo acto agónico, concluyó una peligrosa y sufrida previa con derrota, pero haciendo buena la victoria en Mestalla (3-1). Cinco equipos españoles estarán en la próxima Copa de Europa.

Álvaro Negredo, horas antes del partido en el Luis II, no se veía titular. La responsabilidad goleadora apuntaba a Paco Alcácer.

El principal aval de los «9» son los goles y al madrileño, que le ha costado al Valencia 30 millones de euros, el yugo anotador (por ausencia) le venía apretando. Nuno Espirito Santo sorprendió dando la vez a Negredo. Y respondió muy enchufado y con una tempranera dentellada para neutralizar el gol que el Mónaco logró en Mestalla. Fabinho erró en la salida del balón, el atacante recuperó, arrancó con potencia, pisó área lago escorado a la izquierda, y en carrera sacó un chut picado que se fue al segundo palo de Subasic. Tremendo. Plástico. Genial.

Seriedad e intensidad

Y el Valencia se quitaba pronto presión con el gol. Antes ya pudo anotar Mustafi en un saque de esquina, pero el meta del conjunto monegasco repelió en la línea. Salió serio, con determinación el conjunto español y apuró a los locales. Rugía en valenciano la grada del Luis II. Y la clave valencianista estuvo, más que en la plástica del gol de Negredo y la brega de éste con los centrales, la disciplina táctica y el sacrificio de Javi Fuego para evitar que su equipo se partiese. También acompañó Enzo Pérez.

Pero el Mónaco, consciente de la importancia del partido, tanto como un billete para la fase de grupos de la Champions, arreó con Kurzawa -éste dio un codazo a Negredo, al que abrió una brecha en la ceja, pero el árbitro no lo vio; hubiese sido roja- y Cavaleiro por el costado izquierdo, con Bernardo Silva y con los fogonazos de calidad de Martial. La ausencia de Joao Moutinho resta al fútbol control y al criterio del Mónaco. Pero los monegascos tenían su plan b, que funcionó.

Superado el cuarto de hora, el propio Martial, potente y eléctrico, colgó un balón, Ryan salió en falso, la defensa valencianista no despejó y Raggi recogió el balón para empatar. Intenso, con ritmo, eléctrico se mantuvo el partido entre dos conjuntos muy serios, que conjugaron acciones notables con momentos de imprecisión. A los de Nuno les faltó oxígeno camino del descanso.

Monólogo del Mónaco

Mantuvo la presión el Mónaco en la reanudación. Intenso y peleón. Ahogando al Valencia. Y mientras los de Nuno se mostraban incapaces de templar el juego, de pensar con frialdad y llevarse el partido a la desaceleración. Sufrió mucho el Valencia, aunque se defendió bien y reguló la retaguardia en torno a Ryan. Necesitaba temple y el criterio de Parejo, bien taponado por Toulalan. Vivió muchos minutos incómodo el conjunto de Nuno, que sorprendió hacia la hora de partido retirando a Negredo. Dio entrada a Alcácer, el presumible titular para tan trascendental encuentro, a Piatti por Rodrigo, que poco aportó.

El mensaje era claro: defender bien, recuperar y salir con velocidad a la contra. Arreó el Mónaco y se puso por delante en una acción a balón parado. Carrillo marcó en posición ilegal. Ryan repelió, rebotó el balón en Carrillo y Elderson remachó en posición de fuera de juego (2-1). Roto el equipo de Nuno. Angustió el equipo de Jardim. El balón era del Mónaco y el Valencia no se deshacía de la presión. Monólogo y peligro local. Los valencianistas apretaron los dientes y lograron una clasificación.