Imagen del operativo desplegado por la Guardia Civil en Valencia
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SUCESOS

Cae una red que estafó a un millón de parados con falsas ofertas de trabajo por SMS

La banda engañaba a personas en situación de precariedad laboral para que enviaran mensajes Premium y ha logrado cinco millones de euros

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Más de un millón de españoles en situación de precariedad laboral estafados. Agentes de la Guardia Civil han detenido a once personas acusadas de integrar una organización presuntamente dedicada a cometer 'microfraudes' mediante el envío de SMS 'Premium', un sistema con el que se estima que han podido estafar a más de un millón de personas y obtener unos cinco millones de euros de beneficio.

Los miembros de la organización presuntamente mandaban a sus víctimas conocidos SMS de forma masiva como 'Ponte en contacto conmigo para la segunda entrevista de trabajo'; 'Estoy intentando localizarte en el Facebook' o 'Dime si te llegan mis mensajes', entre otros. Cuando la víctima respondía a estos mensajes, se les cobraba un importe cercano a 1,50 euros por cada uno.

Según ha informado la Guardia Civil en un comunicado, la organización, desarticulada en la operación 'Telemensaje' y ubicada en la Comunitat Valenciana, llevaba operando en España más de 10 años sorteando los diversos procedimientos legales mediante el uso de testaferros y abogados.

Los agentes han realizado ocho registros en las sedes sociales de empresas de la trama y domicilios de los responsables, donde se han intervenido vehículos de alta gama, joyas de gran valor y dinero. Asimismo, se ha intervenido el material informático utilizado en el centro de operaciones ubicado en Alicante donde almacenaban los datos con toda la información de usuarios estafados y de las campañas fraudulentas que utilizaban

La red realizaba fraudes en servicios de SMS Premium de forma masiva. Para ello, enviaba mensajes SMS a un gran volumen de números de teléfono con un texto que captaba la atención de diversos colectivos, como por ejemplo, el de ciudadanos en situación de desempleo a los que remitían el mensaje 'Ponte en contacto conmigo para la segunda entrevista de trabajo', u otras diversas frases de engaño dirigidas a otros grupos.

Cada vez que un usuario respondía a estos mensajes, se les cobraba un importe cercano a 1,50 euros por mensaje, "sin que existiera ni entrevista laboral ni persona conocida alguna interesada en ese falso contacto". Por otro lado, la organización obtenía gran cantidad de tráfico de SMS de "cientos de miles de usuarios" que, "confundidos y engañados", respondían a los mensajes "creyendo que estaban tratando con alguien conocido, o pensando que podrían optar a una oportunidad en el mundo laboral".

Según la Guardia Civil, a este tipo de hechos se les denomina 'microestafas' ya que tienen como objetivo "conseguir pequeñas cantidades de miles de víctimas que, ante la pequeña cuantía del perjuicio sufrido no suelen denunciar los hechos".

La organización contaba con una veintena de empresas ficticias que estaban registradas en domicilios inexistentes o pendientes de alquiler. De esta forma, conseguían mover los beneficios de la estafa y dificultar el rastreo del dinero blanqueado.

Al frente de dichas empresas se hallaban numerosos testaferros que percibían dinero solamente por constar como administradores, sin ejercer realmente labor alguna, con lo que servían de "pantalla" a los verdaderos directores del grupo criminal.

Igualmente la red contaba con un centro de operaciones desde el que se enviaban y recibían los SMS, y en el que trabajaban varias personas encargadas de responder a cada mensaje enviado por las víctimas. La función de estos trabajadores consistía en captar la atención de las víctimas para que continuaran respondiendo por SMS.

Para ello, según la Guardia Civil, "no dudaban en derivar la conversación a terrenos distintos a la entrevista original, como por ejemplo a supuestos intereses sexuales, empleando para este fin o a personajes ficticios ideados para tal finalidad".

Estos trabajadores, todos españoles, se correspondían con personas en situación de "precariedad económica y laboral", que eran explotados por la organización y estaban "permanentemente controlados" con cámaras de seguridad y que eran obligados a responder a los mensajes de las víctimas, para lo que usaban "gran cantidad" de engaños ideados por los responsables de la red criminal, con el fin de seguir obteniendo nuevos beneficios económicos.

Además, el grupo criminal ideaba constantemente nuevas formas para mejorar su estafa. Los investigadores han detectado que planificaban el desarrollo de mensajes a través de la aplicación Whatsapp que enlazaban a suscripciones de SMS Premium. Algunas de las víctimas llegaban a detectar las estafas cuando comprobaban en los buscadores de Internet el número de teléfono desde donde recibían los SMS.

La investigación ha sido llevada a cabo por el Grupo de Delitos Telemáticos de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. La operación continúa abierta y no se descartan nuevas detenciones.

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