Marta Xargay es una referencia en el Perfumerías Avenida de Salamanca
Marta Xargay es una referencia en el Perfumerías Avenida de Salamanca - DAVID ARRANZ
DEPORTE FEMENINO

Marta Xargay: Brillante progreso hacia el aro

Marta Xargay, con un oro Europeo y una plata Mundial con España, fija la mirada en el horizonte hacia los Juegos de Río 2016

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Germinó el baloncesto en sus adentros poco a poco, casi sin caer en la cuenta de que lo que comenzó siendo un juego entre amigos acabaría siendo una pasión, una profesión, un todo en su día a día: «Es mi vida. Vivo por y para el baloncesto. Pienso en el futuro y ojalá me dure muchos años. No es que no supiese qué hacer si no jugase, sino que quiero que mi vida esté relacionada con el baloncesto. Vivo 24 horas con ello». Traduce el temple y lo reposado de su conversación en un ejercicio de garra, de figura batalladora, cuando salta a la pista. Todavía con una edad tierna, Marta Xargay Casademont (Gerona, 20/12/1990) ya es clave para la Selección española, con la que se vistió de oro en el Europeo de Francia de 2013 y de plata, ante la poderosísima Estados Unidos, en el Mundial de Turquía de 2014.

La base -y escolta- del Perfumerías Avenida de Salamanca ensueña ahora con una promesa que tiempo atrás hizo a su madre: «Recientemente, hablando con ella por teléfono, recordamos que siendo yo muy pequeñita estábamos viendo por televisión los Juegos Olímpicos y le decía ‘mama, yo te prometo que un día iré a los Juegos’». El próximo verano el combinado nacional femenino vuelve al Europeo, pero de fondo es inevitable fijar la mirada en el horizonte y adivinar que Río de Janeiro 2016 no está tan lejos.

«Estamos en una muy buena dinámica de equipo y de jugadoras. Estamos pasando una buena época y ojalá siga así. Está claro que queda tiempo aún. Que tenemos el Europeo este verano. Pero está en la mente. Todas queremos vivir las Olimpiadas y por lo que dicen es una pasada. Me muero de ganas por estar ahí. Seguramente en un primer momento me quedaré embobada. Pero si llegamos pelearemos por hacerlo lo mejor posible», explica Xargay.

Lo de la gerundense con el baloncesto llegó casi por casualidad. Practicaba ballet con cinco años. Recuerda que tenía un buen grupo de amigos y amigas en el colegio Vedruna y decidieron todos, con el ánimo de pasar más tiempo juntos más allá de las clases o los recreos, inscribirse a una actividad mixta de basket. «Al principio, nos lo pasábamos bien juntos pero era un poco difícil jugar con los chicos porque no nos pasaban el balón. Luego nos separaron. Poco a poco me iba gustando un poco más, nos iban corrigiendo cosas y cada vez era más divertido, empezamos a jugar partidos...», cuenta.

No había tradición por el basket en su casa. A su padre le gustaba más el motor. A su madre le gustaba ver deporte, pero no practicaba. Su hermana tampoco jugaba. Pero la clave estuvo en que siempre se vio respaldada y seguida por ellos. Hasta los nueve años, además de los estudios, compaginó el baloncesto con la música; asistía a clases de canto y tocaba el fagot o el contrabajo. Tuvo que decidir y no le costó nada abrazar la que hoy es su pasión. Subraya un mensaje que desde la niñez le dieron sus padres y que traslada a quienes empiezan: «Cuando salía de los entrenos o de los partidos me preguntaban, no si había entrenado bien o mal, si había hecho más o menos canastas, siempre me han inculcado que saliera a la pista, que disfrutara, que lo hiciera lo mejor posible y que luche por lo que me proponga».

Un caminar imparable

Salió del colegio para enrolarse en el Uni Girona. Crecer. Progresar. Aprender. Define aquella época con muy regular. Fue entrando en los planes de las categorías inferiores de la Selección. En la temporada 2008-2009, con 18 años, ascendieron a Liga Femenina 1. Se le presentó un escenario para elegir de nuevo por donde llevar su camino: seguir en Girona, marcharse a una Universidad de Estados Unidos y vivir la experiencia del basket allí o decir sí a la llamada del histórico club salmantino. «Pensé que tenía la posibilidad de jugar con las mejores, entrenar con las mejores, estar en una de las mejores ligas y poder vivir el ambiente de Salamanca o coincidir con Sancho Lyttle o Alba Torrens, entre otras compañeras», significa Xargay, que firmó en 2009 con una entidad de la que hoy ya es una jugadora histórica al ser quien más partidos de Euroliga con la camiseta del Perfumerías ha disputado.

Llegó a un equipo plagado de estrellas con 18 años. No fueron fáciles, lógicamente, los comienzos. Asentada en el equipo, ya acumula seis años en un club que «me ha visto crecer y al que quiero muchísimo y que es uno de los ocho mejores de Europa». Tiempo en los que el basket femenino español se ha visto golpeado por la crisis. La competición se ha debilitado. Incluso históricos como el Ros Casares Valencia han desaparecido: «Eran duelos que todas marcábamos en el calendario. Es una pena».

Subraya el hecho de que a excepción de dos o tres jugadoras, en la última convocatoria de Lucas Mondelo todas las compañeras están desarrollando su carrera fuera. «Los clubes intentan hacer cosas con ganas e ilusión, pero el factor económico no acompaña», advierte.

Marta disfruta permanentemente de su disciplina, a la que le dedica un esfuerzo, un vaciarse, un no tener miedo a nadie. Dice que le debe mucho por que a ella le ha dado «muchísimo. Está claro que a nivel deportivo me ha dado los títulos, el crecer cada año como jugadora, el nombre que vas cosechando… pero a nivel personal me ha hecho crecer como persona y conocer a mucha gente y vivir grandes experiencias».

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