noción personal

Ponfehierve

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A muchos de ustedes poco o nada le importará lo que sucede en este rincón de la Comunidad. La media provincia que solemos decir mitad en serio, mitad en broma. Si la capital del Bierzo cuenta con 68.000 almas, lo cierto es que rascando la superficie encontramos 76.000 cartillas sanitarias, 135.000 habitantes en la comarca administrativa y muchas más en sus áreas de influencia. Con estos simples datos, intentamos hacer entender que Ponferrada en particular y el Bierzo en general, juega en la primera división de importancia en el concierto regional, aunque algunos no quieran enterarse.

Sobresaltados por el accidente aéreo, sobre todo los que tenemos hijos estudiando fuera y hacemos nuestro el dolor de esos padres de una forma sobrenatural.

¡Cuánto une el dolor! Asistimos al recorrido del «lambrión chupacandiles», figura local que anuncia de madrugada el inicio de la Semana Santa. Un tiempo que debe comenzar con la alegría del paseo de las palmas, de la recepción en todas y cada una de las plazas mayores de Castilla y León que se vuelven Jerusalem dos mil y pico años después. Para acabar con la esperanza de la Resurección. Una religión alegre, de perdón y vida, muy alejada del castigo y el miedo. De por medio, días de un gran funeral por todo lo malo que hacemos, que mucho es, consciente e inconscientemente. Y en éstas, las comidillas de las listas locales. Los hay que quieren, como Ciudadanos, sumarse a la moda sin saber su cartel. Los que envuelven en patriotismo paleto local a un candidato hiperconocido, con incógnita artificial e himno de combate. Los que rescatan viejas glorias para frenar su más que probable catástrofe. Los que todo lo tienen planificado al milímetro y los que su día a día es improvisación confiándolo todo en unas siglas de prestigio.

Semana de pasión, política, torrijas, limonadas… con el respeto, eso sí, del tiempo.

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