Los niños brasileños no perdieron detalle
Los niños brasileños no perdieron detalle - Fotos:Abc
V Centenario de Santa Teresa

Cuatro peregrinos y un camino

Un avión cada tres días, un país cada cuatro… Así es Camino de Luz, la peregrinación con el bastón de Santa Teresa que ya ha recorrido América

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El fraile carmelita Antonio González, la periodista Amaya Álvarez, el cámara Pablo Montesinos y la médico Cristina Marcos iniciaron el Camino de Luz en Ávila el 15 de octubre de 2014 (festividad de la Santa) portando un bastón, el que sirvió a Santa Teresa de Jesús para recorrer España y dar forma a sus fundaciones. El destino de estos cuatro peregrinos traspasa las fronteras nacionales, ya que les está llevando a viajar durante 164 días por 30 países de los cinco continentes, recorriendo los lugares teresianos. En esta ocasión, su misión no es otra que mantener el espíritu de la «monja inquieta y andariega» y, como homenaje a la figura de la Santa en el V Centenario de su nacimiento, unir personas de diferentes razas y culturas mediante una invitación a participar a todo el que desee vivir esta experiencia impulsada por la Fundación V Centenario.

Los cuatro peregrinos han cubierto ya su primera gran etapa, la que les ha llevado por todo el continente americano. En estos casi dos meses, los cuatro peregrinos han recorrido Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, México y Estados Unidos, país este último que abandonaron el pasado miércoles para poner rumbo a Corea del Sur y saltar así a un nuevo continente.

Con el bastón de la Santa, han ido llenando la mochila de momentos, experiencias, recuerdos y muchas anécdotas, con la confirmación de que Teresa de Jesús está más vigente que nunca al otro lado del Atlántico. La primera etapa fue dura, según reconoce a ABC Amaya Álvarez, una de los cuatro miembros de la peregrinación. «Como viaje es agotador -asegura-, porque cogemos un avión cada dos o tres días, llegamos a un país cada cuatro o cinco, con grandes madrugones, muchas horas de carretera, atascos, retrasos en los vuelos… Estamos cansados». Sin embargo, su balance es más que positivo, ya que, al llegar a un sitio, el recibimiento es tal y la gente nos da tanto cariño que compensa con creces». Es más, Amaya asegura que, a pesar del cansancio, «vivimos en un estado de fiesta y alegría constante por la gente que nos recibe y nos contagia».

Tal vez por eso a esta peregrina le cuesta destacar alguno de los muchos momentos que han vivido desde que salieron de Ávila el 15 de octubre, precisamente el Día de Santa Teresa, después de la ceremonia multitudinaria al aire libre que tuvo lugar en la capital abulense y con la que dio comienzo oficialmente la celebración del V Centenario. Pero, un día antes, se celebró un pequeño acto -recuerda Amaya- «en el que el padre Saverio Cannistrá, máximo responsable de la Orden de los Carmelitas Descalzos, nos impuso una cruz a cada uno de nosotros y fue cuando comenzó nuestro camino».

A partir de ese momento, «carretera y manta», o más bien «cielo» porque han sido bastantes los aviones necesarios para recorrer América. Nossa Senhora de Aparecida, en el Estado de Sao Paulo, Brasil fue el primer destino, donde, como un preludio de lo que se iba a convertir en habitual, el equipo se encontró con «un cálido recibimiento, lleno de amor y alegría». Y allí fueron acogidos por el primer Carmelo.

El siguiente destino fue el espectacular Monasterio de las Madres de Jabaquara, en pleno centro de Sao Paulo y la iglesia de Santa Teresinha. Amaya recuerda de estos días la ceremonia en la que se recibió la reliquia Bastón de Santa Teresa, a la que allí llamaban «Casado», y la melodía continua que reina en el ambiente con unos brasileños que no dejan de cantar.

En Paraguay, el paso de Camino de la Luz coincidió la celebración mensual de una misa por la beatificación de «La Chiquitunga», la primera paraguaya que va camino de ser declarada santa. La ceremonia por la beata coincidió con la llegada del Bastón de Santa Teresa, lo que permitió realizar un emotivo acto arropado por cientos de fieles.

Pero son muchos los momentos de estos días que se mantienen en la retina de la peregrina periodista, por eso le cuesta seleccionar alguno, porque «me quedo con todos». Aun así, rememora en Argentina, la siguiente parada después de Brasil, el Carmelo de Córdoba, el primero al sur de Ecuador, «un impresionante edificio colonial en pleno centro en el que ese día se reunieron hermanas de varios monasterios argentinos y fue impresionante ver y escuchar el coro».

Celebraciones

Después llegó Chile, donde la expedición visitó el Monasterio de Auco, en el que se encuentran las reliquias y el cuerpo de Teresita de los Andes, primera santa chilena y carmelita descalza. Amaya recuerda el emocionante momento que se produjo cuando, en una ceremonia multitudinaria, se colocó el bastón de la monja abulense sobre la santa chilena.

Colombia, con Bogotá y Medellín, hasta Quito, en Ecuador, unos días después, donde fueron recibidos por el propio presidente de la Nación, Rafael Correa, que se interesó por el viaje y la reliquia «y comentó que se le tiene mucho cariño a los Carmelitas descalzos en Ecuador, valorando el trabajo de muchísimos años en dicho país». También destaca la procesión por el centro de la ciudad que, al caer la noche, fue creciendo en asistentes que se sumaban así a un nutrido grupo de bailarines y animadores. Pero, si hay algo que marcó especialmente a estos peregrinos llegados desde Ávila fue Sucumbios, donde pudieron conocer los testimonios de dos misioneros, el Padre Juan y la hermana Lola, luchadores en una de las zonas más difíciles y complicadas de Ecuador.

Con México y Estados Unidos concluyó el periplo americano de los peregrinos de Santa Teresa. Amaya recuerda especialmente la parada en San Antonio (Texas), donde conocieron a una monja mexicana que acababa de cumplir 100 años, de ellos 80 de profesión solemne, y que vivió las persecuciones del siglo pasado de su país que la obligaron a trasladarse al otro lado de la frontera. «Su testimonio nos impactó», recuerda.

Y así, sin tiempo para deshacer maletas. Los cuatro peregrinos ponen rumbo a otro continente, con Corea del Sur como primer destino, al que llegarán este puente de la Inmaculada. Su hoja de ruta marca que el día de Navidad lo celebrarán en un avión, viajando de Samoa a Nueva Zelanda.

El plan de viaje incluye el periplo por una treintena de países de los cinco continentes. 164 días para recorrer el mundo y 117.000 kilómetros. Tras Asia y Australia, rumbo a África. De ahí, salto a Europea. El regreso a España está previsto para el mes de marzo del próximo año, pero el aterrizaje no será su última parada. También harán una peregrinación por el país.

Amaya reconoce que echa de menos a su familia pero los medios tecnológicos facilitan el contacto continuo y, además, «estamos viviendo unos momentos de unión muy grande, un refuerzo para nuestra fe y nuestro camino, ya que estamos sintiendo que no lo hacemos solos».

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