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Guardar las formas

Por ejemplo, la forma de vestir. Y aquí incluyo a políticos de todas las ideologías e, incluso, a nuestro presidente, Fernando Clavijo

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“Es importante guardar las formas”. ¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase?. ¿Cuántas veces se nos ha dicho que las maneras y modos que tenemos de actuar dependen, sobre todo, de la educación que hayamos recibido?. Pues a pesar de esos mensajes, hay gente a la que sus vulgares comportamientos no le permiten cumplir con las normas sociales más elementales.

Es lo que sucede, por ejemplo, con algunos “podemitas”. Esos personajes del nacional populismo, como los autodefine su propio líder Errejón, que pregonan una hipócrita igualdad entre los ciudadanos y luego van exigiendo privilegios para unos cuantos. Y aquí les dejo una prueba: según una información de la Agencia EFE publicada en “El País” el 9 de julio, el eurodiputado Pablo Iglesias se encontraba en Estrasburgo participando en un pleno de la cámara europea.

Y al darse cuenta de que la sesión iba a alargarse en el tiempo, llamó a la compañía aérea con la que tenía previsto regresar a Madrid para pedirle que retrasasen una hora su salida, porque no llegaría a tiempo de embarcar (sic).

Y eso, a pesar de que unas horas más tarde salía otro vuelo de la misma compañía y hacia el mismo destino. Pero no. Había que utilizar las mismas armas que le han criticado a lo que llaman “casta”. Y ni siquiera pensaron en el resto de pasajeros que se encontraban en Estrasburgo por vacaciones, negocios, o por lo que fuese. Comportamiento reprobable el de Pablo Iglesias, por su desfachatez, pero también el de la compañía aérea que accedió a concederle tal privilegio.

Y en cuanto a las formas, me van a permitir que les hable de las que se aplican cuando queremos presentarnos en algún sitio. Por ejemplo, la forma de vestir. Y aquí incluyo a políticos de todas las ideologías e, incluso, a nuestro presidente, Fernando Clavijo. Porque antaño, bueno, tampoco hace tanto, la mayoría de la clase política en general, y la canaria en particular, asistía a reuniones, actos, plenos de cámaras, visitas institucionales, etcétera, con chaqueta y corbata.

Hogaño, algunos, entre los que se encuentra nuestro presidente regional, lo hacen descorbatados, con las mangas de las camisas arremangadas y con mochilas a sus espaldas. Y creo, por lo que me han contado, que esta moda es así porque se creen que de esa manera son más progres que nadie. Cuando lo que demuestran, y esta es una interpretación muy particular del código de buenas costumbres, es una falta de educación y muy poco respeto a las instituciones que representan.

Y no tanto por la omisión de la corbata y chaqueta como por el “mochileo”, más propio de colegiales, senderistas o practicantes de un turismo alternativo, de mínimo gasto, que de quienes son los representantes legítimos del pueblo. Pero en fin, estas son las cosas que llaman modernidad. Una modernidad, en mi opinión, bastante mal entendida. No obstante, allá cada cual con sus formas y maneras. Al fin y al cabo, dependen de lo que cada uno haya “mamado” en casa.

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