viviendo en san borondón

La autosuficiencia energética

Los herreños, condenados a vivir en una reserva y a sobrevivir tocando chácaras y tambores para los turistas que quieran visitar ese «paraíso verde», que en realidad es un purgatorio insular

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Las sociedades, como las personas, tienen la pulsión natural de intentar depender del entorno, o de los demás, lo menos posible. Y eso, probablemente, es bueno para sobrevivir en tiempos difíciles, allá dónde la cooperación social y económica, por la vía de la especialización, no es posible. Pero también es una verdad de Perogrullo, que la autarquía a ultranza siempre genera aislamiento, carencias sociales y deseconomías para el grupo que la intenta implementar.

Es aceptable casi siempre intentar ser autosuficientes en materia energética, o en cualquier otro sector económico o social, siempre que los sobrecostes producidos por esa opción política sean soportados por los propios beneficiarios, sin pretender endosar la factura a terceros, como suelen hacer los políticos autonómicos y locales.

Pero ocultar las sombras del proceso para congraciarse con el ecologismo de charanga y pandereta tan al uso, es emplear las tácticas demagógicas más abyectas para ganar unos votos, o lo que es aún peor, utilizar el poder político, no siempre racional, para sus propios intereses de “partida” vía subvenciones.

La experiencia de la central eléctrica Gorona del Viento, ha sido calificada como “la esperanza”, con un evidente exceso trompetero tal vez motivado por la calufa que afecta al archipiélago en estos días. Pues, tal como se ha publicado, “la central logró un hito histórico al conseguir abastecer la totalidad de la demanda eléctrica de El Hierro entre las 12.00 y las 14.30 horas”, ¡vaya por Dios!, precisamente durante las horas mejores para la modorra.

Bueno sería para los paladines de las energías renovables como únicas fuentes de producción, rechazando visceralmente la realidad objetiva, que los herreños y los consumidores de las pocas empresas de servicios que puedan y quieran ser autosuficientes allí, siguieran manteniendo la pauta de bajar sus consumos eléctricos, al menos en esas horas. Así estos grupos de presión, política y sobre nuestros bolsillos, puedan justificar sus teorías totalitarias y proclamar la ideal autosuficiencia. Nada importa que durante el resto del día hayan de conectar los grupos diesel, al menos para que los herreños puedan calentarse un cafecito.

Para echar agua al vino, el propio Juan Pedro Sánchez, consejero de Gorona del Viento SA, afirma que conseguir el cien por cien de generación renovable anual es prácticamente imposible por ahora, pero “sí se puede conseguir que durante muchos días y muchas horas, la energía que se consume sea 100% renovable”. Pero lo que no dice el Sr. Sánchez es que ese loable deseo tiene como contrapartida la limitación drástica del incremento energético para el consumo, es decir, impedir por la vía de la escasez, el desarrollo y el futuro económico de los herreños, condenados a vivir en una reserva y a sobrevivir tocando chácaras y tambores para los turistas que quieran visitar ese “paraíso verde”, que en realidad es un purgatorio insular.

Cuando se manejan cifras de consumo global, para los no expertos, es muy difícil hacerse una idea cabal de lo que se está hablando. Así que para intentar hacer una comparativa mas intuitiva y comprensible, se pueden citar tan solo dos instalaciones. De un lado, la potencia eólica en Gorona del Viento es de 11,5 MW, repartidos en 5 aerogeneradores. En el Hospital Dr. Negrín, tan solo el aire acondicionado necesita 10 MW de potencia disponible, casi la totalidad de lo que podrían producir los molinos herreños.

Claro que siempre cabría la posibilidad de llenar la isla El Hierro de molinillos para dar sombra, en lugar de actividades económicas que mejoraran la renta de los isleños, aunque eso no entrara en las prioridades populistas de los políticos y ecologistas de salón que, no hay que olvidar, sobreviven de repartir subvenciones, básicamente a siniestro más que a diestro.

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