babilonia en guagua

Acción y reacción

Bajan las rentas, aumenta la presión fiscal. Lógico. Mantener la elefantiásica administración pública canariacuesta un pastizal

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En estos días bochornosos de agosto, la vida transcurre plácida para los habitantes de estos peñascos del Atlántico subtropical, que además, para no aburrirnos mientras cultivamos, cantamos la canción del colacao.

Con la mirada puesta en la cuenta atrás para unos días de asueto, uno lee con la presión baja habitual en estas fechas, las páginas de nuestra prensa para ver qué nos cuentan. Mientras unos se cuelgan medallas por los titánicos esfuerzos en cualquier bobería, los más, pasan desapercibidos a la analítica mirada baifa.

Los datos de la última campaña del Impuesto de la Renta a las Personas Físicas —y algunas espirituosas—, dejan claro una verdad de la que nadie se presta a colgarse una medalla. Ni de cartón. Casi la mitad de los contribuyentes canarios no llega a mileurista

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¿Alguien recuerda cuando ser mileurista era un insulto en toda regla?. Hoy serlo viene a ser como un tratamiento de dignidad propio de otras épocas, como: Sire, vizconde o vuecencia.

Desde el inicio de la crisis —la económica, pero la de valores también— el número de contribuyentes que perciben menos de 12.000 euros se ha incrementado en más de 3.000 almas. Y también se han reducido en un 23% las que tenían bases imponibles superiores a los 60.000 euros. Que ya son bases, todo sea dicho.

Las cifras continúan en el mareante informe y son dignas de mil análisis desde perspectivas diferentes, a las que hay que añadir las de los cotizantes autónomos, los verdaderos maltratados por un sistema en el que trabajar está penado con una multa mensual de más de 250 euros. Se pueda cobrar o no.

La lectura más social que podemos hacer los que nos arrastramos por el barro de este valle de lágrimas, es que la decadencia y la miseria lamen los cimientos de nuestra tierra. Mientras nos entretienen con cuestiones banales y medallas de oropeles vacuos, las cuestiones importantes para una digna supervivencia siguen en el tintero.

Mientras las políticas de desarrollo sigan supeditadas a ocurrencias y a las subvenciones que se le presuponen a nuestros socios europeos por el simple hecho de haber nacido en el paralelo 28, las soluciones se tornan lejanas en el tiempo y en las formas.

Y como en el principio de acción y reacción, según bajan las rentas aumenta la presión fiscal. Lógico. Mantener la elefantiásica administración pública canaria actual cuesta un pastizal. Y cuando las inversiones de lo público deberían fortalecer el sistema de coberturas sociales básicas y reactivar la economía, éstas cada vez muestran su creciente indiferencia. Un desierto de ideas único. Mientras el amo aprieta, al cultivar, seguiremos cantando la canción del colacao.

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

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