Solo sugerencias

En Podemos no tienen programa. Solo un «conjuntos de sugerencias», como los ha bautizado doña Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, que sueltan a medida que se les ocurren. Son «sugerencias» u ocurrencias que hemos empezado a conocer gracias a que algunas de ellas ya las han planteado allí donde han tocado poder. Por ejemplo, hemos observado cómo en los ayuntamientos de Madrid y Barcelona las «sugerencias» de sus alcaldesas, Carmena y Colau, se han ido transformado en un nepotismo que tiene sus orígenes en prácticas despóticas que ellas tanto han criticado a una «casta» de la que ya se han convertido en epígonos.

Porque deberían saber que no se puede escupir hacia arriba porque es muy posible que el gargajo se les pueda precipitar sobre sus propias cabezas.

Y es que en el ayuntamiento de la capital de España, en unos pocos días de gobierno municipal, han conseguido tener imputados a dos de sus concejales. Mientras que en el de Barcelona, el nepotismo ha hecho su aparición bajo una de las acciones más impresentables de la historia democrática de este país: la contratación de la pareja sentimental. Acción que quiebra cualquier norma pero, sobre todo, aquella que nos marca los límites de la ética política. Y, como no, Carmena ha hecho lo propio en su corporación pero, eso sí, con el marido de su sobrina. Y no pasa nada.

Decía Gandhi que «lo más atroz de las cosas malas de la gente mala, es el silencio de la gente buena». Y eso es, precisamente, lo que más nos debe preocupar de toda esta historia. Porque hay mucha gente que ha comenzado a considerar como banales este tipo de «sugerencias». Como si no tuviesen importancia. Y aunque es verdad que esas «sugerencias» les producen cierto pánico a algunos, también lo es que a la mayoría lo que les provoca es una cierta sonrisa socarrona. Ya se sabe lo difícil que es intentar convencer a la gente de que las están engañando. Es una ardua tarea que va a necesitar de la implicación de todos los demócratas, si no queremos terminar como Grecia o Venezuela. Mientras tanto aquí, en las Islas, los de Podemos están muy callados. Como si estuviesen esperando instrucciones de sus correligionarios de La Meseta Central.

Aquí todavía no han hecho uso de esas «sugerencias», porque su peso específico en la política canaria es insignificante. Pero seguro que llegarán. En nuestra cámara regional ya ha saltado uno de ellos, un tal Márquez, para decir que no le gusta el «buenrrollismo» entre Soria y Clavijo, entre Madrid y Canarias. Pues claro que no les gusta. Cómo les va a gustar si a los «podemitas» solo les interesa que a los canarios nos vayan mal las cosas para ellos poder «pescar en río revuelto». Porque si ese buen rollo entre Madrid y Canarias se mantiene, a Podemos le auguro una muy mala pesca. Y ellos lo saben.